20 enero 2015

Muere el Árbol de Gernika

Pertenecía a un linaje centenario, capaz de hacer frente a contingencias como un bombardeo, pero las fuertes lluvias registradas en 2013 han podido con él. 

El cuarto Árbol de Gernika, descendiente directo del histórico Árbol Padre y un ejemplar ante el que juraron su cargo los lehendakaris Patxi López e Iñigo Urkullu, ha sucumbido al estrés provocado por una tierra sin capacidad de drenar. Tenía 28 años, había sido plantado ante la Casa de Juntas el 25 de febrero de 2005 y desde finales del pasado verano había sido sometido a cuidados intensivos para intentar revertir su delicado estado de salud. Sin éxito. 

Desde esta primavera, un hermano del ejemplar actual tomará su relevo como símbolo de las libertades vascas en un emplazamiento que se desplazará dos metros hasta el centro de la parcela y que se reacondicionará para facilitar su supervivencia.

La presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, Ana Madariaga, advirtió ayer, sin embargo, de que a pesar de estas medidas, la actual urbanización del entorno del árbol hace difícil que algún ejemplar vuelva a alcanzar los cien años. 

Pese a ello, las Juntas Generales no se plantean de momento un cambio radical de ubicación. "Si vemos que esto vuelve a ocurrir, igual hay que plantearse otro emplazamiento distinto, pero no de momento", aseguró Madariaga, quien recordó que el árbol es un ser vivo y, por tanto, muy sensible a todo lo que lo rodea. 

En su primer informe de octubre, los técnicos destacan además que el Roble de Gernika crece "en un recipiente, sobre un suelo limitado del recinto", lo que "siempre condicionará su desarrollo y limitará su tamaño y crecimiento". Madariaga apuntó, en este sentido, que "obviamente los ejemplares se sustituyen", pero destacó que "éste es un árbol simbólico y, como tal, no ha muerto".

La presidenta de Juntas compareció ayer, junto a los técnicos forales, para comunicar que las medidas adoptadas para salvar el cuarto ejemplar del Árbol de Gernika habían sido insuficentes y que en las próximas semanas será sustituido por "un nuevo retoño", de catorce años, de "la misma estirpe".

Será un ejemplar procedente de una parcela en Arratia y nacido del antecesor del árbol actual. Un hermano del roble ahogado por la lluvia que será trasladado a Gernika antes de marzo, aprovechando su periodo de parada o "dormancia", según detalló Kepa Txarterina, técnico de la empresa Basalan, que supervisa el mantenimiento del árbol foral con la colaboración y asesoramiento científico del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la UPV/EHU.


Antes del trasplante, se implantarán en la parcela nuevas medidas preventivas de drenaje para garantizar que el árbol "no se vuelva a ahogar", indicó Miren Duñabeitia, técnica de la Universidad del País Vasco, quien en un informe en diciembre certificó que las ramas y el tronco del árbol se habían deshidratado "de forma irreversible".

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