Pertenecía a un linaje centenario, capaz de hacer frente a
contingencias como un bombardeo, pero las fuertes lluvias registradas en 2013
han podido con él.
El cuarto Árbol de Gernika, descendiente directo del
histórico Árbol Padre y un ejemplar ante el que juraron su cargo los
lehendakaris Patxi López e Iñigo Urkullu, ha sucumbido al estrés provocado por
una tierra sin capacidad de drenar. Tenía 28 años, había sido plantado ante la
Casa de Juntas el 25 de febrero de 2005 y desde finales del pasado verano había
sido sometido a cuidados intensivos para intentar revertir su delicado estado
de salud. Sin éxito.
Desde esta primavera, un hermano del ejemplar actual
tomará su relevo como símbolo de las libertades vascas en un emplazamiento que
se desplazará dos metros hasta el centro de la parcela y que se reacondicionará
para facilitar su supervivencia.
La presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, Ana Madariaga,
advirtió ayer, sin embargo, de que a pesar de estas medidas, la actual
urbanización del entorno del árbol hace difícil que algún ejemplar vuelva a
alcanzar los cien años.
Pese a ello, las Juntas Generales no se plantean de
momento un cambio radical de ubicación. "Si vemos que esto vuelve a ocurrir,
igual hay que plantearse otro emplazamiento distinto, pero no de momento",
aseguró Madariaga, quien recordó que el árbol es un ser vivo y, por tanto, muy
sensible a todo lo que lo rodea.
En su primer informe de octubre, los técnicos
destacan además que el Roble de Gernika crece "en un recipiente, sobre un
suelo limitado del recinto", lo que "siempre condicionará su
desarrollo y limitará su tamaño y crecimiento". Madariaga apuntó, en este
sentido, que "obviamente los ejemplares se sustituyen", pero destacó
que "éste es un árbol simbólico y, como tal, no ha muerto".
La presidenta de Juntas compareció ayer, junto a los
técnicos forales, para comunicar que las medidas adoptadas para salvar el
cuarto ejemplar del Árbol de Gernika habían sido insuficentes y que en las
próximas semanas será sustituido por "un nuevo retoño", de catorce
años, de "la misma estirpe".
Será un ejemplar procedente de una parcela en Arratia y
nacido del antecesor del árbol actual. Un hermano del roble ahogado por la
lluvia que será trasladado a Gernika antes de marzo, aprovechando su periodo de
parada o "dormancia", según detalló Kepa Txarterina, técnico de la
empresa Basalan, que supervisa el mantenimiento del árbol foral con la
colaboración y asesoramiento científico del Departamento de Biología Vegetal y
Ecología de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la UPV/EHU.
Antes del trasplante, se implantarán en la parcela nuevas
medidas preventivas de drenaje para garantizar que el árbol "no se vuelva
a ahogar", indicó Miren Duñabeitia, técnica de la Universidad del País
Vasco, quien en un informe en diciembre certificó que las ramas y el tronco del
árbol se habían deshidratado "de forma irreversible".
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