07 agosto 2014

Mykki Blanco no se conforma con ser marica

"Eso es antinatural, como el amor entre maricas". "Golpear a un marica hasta que deje de ser un jodido gay". "Yo civilizo a los salvajes, mientras tu apoyas el matrimonio homosexual". "Demasiados negros maricas fichando mis gastos, / ejercitando vuestras mentes gays". "Hombres con hombres / no sé si puede. / Hasta donde yo sé / las piezas no encajan". Estos versos forman parte del amplísimo repertorio de rimas homófobas del hip hop, que han practicado desde Jedi Mind Tricks a Public Enemy, pasando por Eminem, Raekwon, Mos Def, Ice Cube y el propio Jay-Z, marido de Beyoncé y sonrisa buenista del rap actual.

Por eso, y por mucho que los tiempos estén cambiando dentro de la testosterónica escena rap la llegada de Mykki Blanco ha supuesto una sorpresa. Usando el mismo ritual que sus colegas machotes, este rapero afincado en Nueva York pervierte el género y su homofobia con una puesta en escena que mezcla travestismo con letras que hablan abiertamente de su homosexualidad: "Negros tan grasientos a la luz del sol, él brilla. / ‘Este marica puede rapear’, sí, dicen los que le escuchan". Versos que sonarán esta tarde en la jornada inaugural de la XX edición del festival Sónar de Barcelona, por donde también pasará otro de los emblemas del rap travestido, CHRISTEENE.

Nacido lejos del gueto en 1987, Michael Quattlebaum Jr. se escapó a los 16 años a Nueva York, donde descubrió su alter ego travesti. "No empecé a ver mi cambio de género hasta que comencé a vestirme regularmente del sexo opuesto ", explicaba recientemente a la revista Interview, fundada por Andy Warhol. "Para ser honesto, no fue hasta que empecé a acostarme con hombres como sexo opuesto que las cosas empezaron a cambiar realmente. Fue una locura cuando los hombres empezaron a silbarme en la calle, verles correr detrás de mí, persiguiéndome y pidiéndome el número de teléfono y el correo electrónico... Definitivamente, hizo mi vida mucho mejor".

En realidad, el personaje de Mykki Blanco tiene un trasfondo literario, pues es la encarnación física del trabajo de Quattlebaum como poeta en su libro From the Silence of Duchamp to the Noise of Boys (Del silencio de Duchamp al ruido de los chicos). Así que poca broma con su proyecto musical, dice.

Nada que objetar a unas canciones de sonido sucio y pegajoso, decentemente producidas y con todas las papeletas para convertirse en un fenómeno underground de aquí a nada. O, bueno, quizá no tan underground. Blanco encabeza ya lo que se ha denominado –aunque no le haga mucha gracia la denominación– queer rap, un grupo de hip hoperos que rapean sobre lo que antes era tabú, es decir, sus experiencias homosexuales (Zebra Katz , Cakes Da Killa y House of LaDosha, entre otros muchos) y demuestran que las piezas sí que encajan.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario