Clint Eastwood siempre ha votado por el candidato republicano a la Casa Blanca. Sólo dudó en 1992 y no porque pensara en votar por Bill Clinton sino porque le atraía la rebeldía del libertario tejano Ross Perot. Por eso sorprendió aún más si cabe que el cineasta prestara su voz al anuncio estrella de la Super Bowl. Un vídeo en el que Chrysler señala la resurrección de la industria automovilística como un ejemplo para EEUU y subraya el mensaje de Barack Obama en su discurso sobre el estado de la Unión: que el país puede salir adelante si todos sus ciudadanos reman en la misma dirección.
Eastwood interpreta en el anuncio a un entrenador que motiva a sus jugadores en el vestuario antes del inicio de la segunda parte. Pero la suya no es una arenga deportiva sino patriótica y sus palabras apelan al espíritu ganador «A este país no se le puede tumbar con un solo golpe», dice el actor, «nosotros nos volvemos a levantar y cuando lo hacemos, el mundo escucha el rugido de nuestros motores. Es la hora del descanso en América. Pero nuestra segunda parte está a punto de empezar».
El cineasta no pronuncia el nombre de las marcas de Chrysler y éstas sólo aparecen en el último plano bajo el lema Imported from Detroit, que la compañía ya usó con Eminem en la Super Bowl del año pasado. Pero el anuncio es un homenaje explícito a la resurrección de la industria del automóvil y por eso incluye imágenes de una cadena de montaje y una bandera de Detroit intercaladas entre planos de bomberos, amaneceres idílicos y familias felices.
El anuncio le salió a Chrysler por unos 11 millones de euros y fue el vencedor indiscutible de la Super Bowl. Pero su emisión enseguida generó un fuerte debate en las redes sociales. Muchos vieron gato encerrado por el pasado reciente de Chrysler, que esquivó la bancarrota gracias al rescate de Obama en 2009. La Casa Blanca aprobó entonces créditos por valor de unos 10.000 millones de euros para la empresa, que se sometió a una reestructuración que dejó el control de la empresa en manos del consejero delegado de Fiat Sergio Marchionne. El rescate fue muy criticado por los republicanos pero funcionó. Hace unos días Chrysler anunció su primer año con beneficios desde 2005 y auguró que sus ventas subirán un 30% durante 2012.
¿Le devuelve Chrysler ahora el favor a Obama? Ayer Marchionne aseguraba que no: «El anuncio no tiene ningún contenido político. El mensaje es lo suficientemente universal para gustar a todo el mundo y espero que nadie lo utilice en el juego político».
Demasiado tarde. Dan Pfeiffer, responsable de comunicación de la Casa Blanca, decía anteayer en Twitter: «Salvar a la industria del automóvil: algo en lo que Eminem y Clint Eastwood se ponen de acuerdo». Una opinión muy distinta de la del estratega republicano Karl Rove. «Me sentí ofendido», dijo ayer, «es un signo de lo que ocurre cuando el presidente y sus esbirros usan el dinero de nuestros impuestos para comprar publicidad corporativa».
El mensaje del anuncio es muy similar al de Obama en el Capitolio y su llamada a aunar esfuerzos se interpreta como una crítica tácita al obstruccionismo de los congresistas republicanos, que han complicado el mandato del presidente desde su triunfo en las legislativas de 2010.
Anoche el cineasta intentó atajar la polémica en una conversación con un productor de la Fox. «No se puede decir que sea una persona próxima a Obama», bromeó, «yo creo que todos los políticos podrían estar de acuerdo con él. Si él o cualquier otro quiere hacer campaña con el espíritu de ese anuncio, a por ello».
La paradoja es que Chrysler lance el mensaje por boca de Clint Eastwood, que en otoño se pronunció en contra de rescates como el de Detroit: «Estuve en contra del plan de estímulo fiscal y también de rescatar a los bancos y a los fabricantes de coches. Si un consejero delegado no sabe cómo hacer que su empresa tenga beneficios, no debería ser consejero delegado». ¿Y Marchionne?
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