A sus 116 años, Jiroemon Kimura era hasta ayer la persona más anciana del mundo, como fue acreditado por el Libro Guinness de los Récords el pasado diciembre. Este japonés, que también era considerado el hombre más longevo de todos los tiempos, falleció ayer en su natal Kyotango –municipio perteneciente a la prefectura de Kioto, al oeste del país–, de causas naturales tras permanecer el último mes ingresado en el hospital. Curiosamente, su mujer, Misao Okawa, se ha convertido con 115 años en la persona de más edad del planeta después del fallecimiento de Kimura.
Nacido como Kinjiro Miyake en 1897, perteneció a ese selecto grupo de personas que han vivido tres centurias diferentes. En aquel siglo XIX, su pueblo pertenecía a la antigua provincia de Tango y vivía de la agricultura, por lo que el japonés creció con ciertas carencias tecnológicas. A pesar de ello, Kimura logró llevar una vida sana que le permitió ir batiendo récords hasta llegar a ser la persona más anciana del mundo.
En abril de 2011, el Libro Guinness le reconoció como el varón más longevo sobre la Tierra. No obstante, el récord global lo sigue manteniendo la francesa Jeanne Louise Calment, quien falleció en 1997 a los 122 años y 164 días.
Tras finalizar la escuela, Kimura trabajó siendo aún adolescente en la oficina de correos local, como él mismo revelaría décadas después en su autobiografía. Más tarde, se desempeñó como funcionario de comunicaciones del Gobierno nipón en Corea, durante buena parte de la ocupación japonesa de la península –entre 1910 y 1945–. Cuando regresó a su país, Kimura continuó como empleado de correos hasta que se jubiló, momento que eligió para dedicarse por completo a su huerto. Antes de convertirse en centenario, ya había abandonado la agricultura. Sin embargo, Kimura mantuvo su buena salud hasta finales del año pasado cuando empezó a pasar más tiempo en los hospitales. En su último cumpleaños, el pasado abril, hasta el primer ministro japonés, Shinzo Abe, le mandó un mensaje de felicitación.
Kimura, que sobrevivió a dos de sus hijos, deja cinco vástagos, 13 nietos, 25 bisnietos y 14 tataranietos.
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