26 abril 2013

La niña de la cara afeitada



Lo fácil del caso de la pequeña Bhawana Thami es convertirlo en una historia de fábula, sobre una pequeña a la que llamaban niña lobo. Su testimonio reúne todos los ingredientes para atraer las miradas curiosas de medio mundo. Una losa que se suma a la de la propia enfermedad. Es una de esas patologías denominadas raras, tanto que aún ni siquiera tiene nombre. Bhawana nació con la mitad de la cara cubierta de pelo. Según los médicos, si no se le trataba a tiempo, podía malignizarse y transformarse en un cáncer. 

Su situación era muy delicada, no sólo por la incertidumbre del pronóstico, sino porque la gente de su pueblo (Dolakha) había dado la espalda a toda la familia. Llevan toda la vida en la misma aldea, situada a 345 kilómetros de Katmandú (Nepal), pero nadie entendía su situación. Día tras día, Bhawana era objeto de burlas e insultos. Se puede decir que ha crecido padeciendo el rechazo de sus vecinos. Demasiado pequeña (ahora tiene nueve años) para afrontar una realidad tan cruel. 


Los habitantes de la aldea sólo se dirigían a ella para llamarla «monstruo». Según cuenta el padre de la pequeña, Kaluman, los lugareños realmente creían que la niña, por su aspecto, podía ser una bruja. No la querían cerca. Y por si fuera poco, la pobreza se suma a la lista de problemas que la familia Thami viene arrastrando. No podían trasladarse ni acudir al mejor hospital para tratar a su hija. Lo que no sabían es que el destino iba a premiar su estoicismo con una oportunidad.

En cuanto el caso traspasó las fronteras de su aldea, los médicos de su país, la organización Niños Trabajadores y el cirujano plástico Shankar Man Rai hicieron todo lo posible para atender a Bhawana. Gracias a su apoyo, la pequeña se sometió a su primera intervención quirúrgica el 27 de febrero de 2012 en el Hospital de Katmandú, cuando tenía ocho años. La operación duró cinco horas. 


Pasaron los días y, aunque su aspecto había mejorado algo, tenía pendiente una segunda intervención para retirarle completamente el vello de la cara. Un año después, el 20 de febrero de 2013, Bhawana ingresó de nuevo en el Hospital de Katmandú. Ahora su piel está limpia de pelo y sólo queda una mancha oscura, como un lunar gigante que ocupa la mitad de su rostro. 

El trabajo de los cirujanos plásticos no ha terminado aún. Está prevista una tercera operación en 2018, cuando cumpla los 14 años. Puede que sea la definitiva. No se sabe si podrán extirparle la mancha, pero de momento su vida ha dado un vuelco. Desde su segundo paso por el quirófano, el aspecto de Bhawana está mejorando cada día. 


Ya con la primera intervención, cobró confianza y ganas de participar en las actividades del colegio, una de las que más le gusta es el baile. Ahora por fin empieza a degustar cómo es la vida normal de una niña de su edad. Juega con otros niños y pasea por el pueblo con su familia. Quizás por la repercusión de su caso, al final sus vecinos han entendido que su aspecto no responde a ningún poder sobrenatural ni a la brujería ni a ninguna maldición. Lejos de supersticiones, la única verdad de Bhawana es que sólo es una niña con una enfermedad rara que además lleva sellada en la cara.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Madre mía ná más que desgracias.

    La zagala tiene más pelo que una cabra jarropa.

    ResponderEliminar