28 enero 2013

Tragedia en una cárcel de Venezuela



Venezuela volvió a ser, un vez más, territorio de la tragedia. Una operación militar y policial fallida en el penal de Uribana, el más peligroso del país, desencadenó una batalla campal de todos contra todos. El balance provisional de víctimas es aterrador: 55 muertos y más de 120 heridos.


La ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, ordenó el operativo en el penal de Lara, en el centro del país. En Uribana reinan violencia, anarquía y hacinamiento desde hace años. Allí mandan los famosos pranes, líderes de la cárcel con pequeños ejércitos armados hasta los dientes con la connivencia de guardias. Nada más acceder las fuerzas de intervención en la mañana del viernes, comenzaron a escucharse disparos. Más tarde, humo y estallido de granadas. Así durante todo el día.

Una batalla campal se desató en el interior de la cárcel, con los pranes y sus guardaespaldas atrincherados, matando reclusos y respondiendo a la policía. La muerte de dos líderes, Darwin y El Checo, prolongó varias horas la lucha de poder.


Familiares de presos, instalados en los alrededores, declararon a un diario de Lara que los reos se escondieron en huecos y cloacas para salvar sus vidas. Según los testimonios, los policías dispararon de forma indiscriminada contra presos que formaban en el patio. «Todo esto es culpa de Iris Varela, teníamos un acuerdo [requisa pacífica] y no lo cumplió», denunció al diario El Impulso la mujer de uno de los heridos.

Al cierre de esta edición, se anunciaba el desalojo total de la cárcel de Uribana. Muchas de las imágenes que circulaban ayer de la tragedia son tan salvajes que impiden su publicación.


Sólo han pasado seis meses de la tragedia del penal de Yare, en plena precampaña presidencial, y otra matanza ha duplicado las víctimas de entonces. Como si fueran estallidos de un volcán humano, grandes baños de sangre cada pocos meses y una suma de pequeñas tragedias todos los días. En 2011, murieron 550 personas en las cárceles venezolanas. El año pasado superaron los 600 fallecidos. Las cárceles más violentas del mundo en uno de los países más salvajes del planeta: 21.692 homicidios el año pasado.

Todos los dedos acusadores se dirigieron una vez más contra Varela, una de las dirigentes más radicales de la Revolución. «La requisa no estuvo debidamente coordinada ni aplicada por el personal de expertos, quienes hicieron uso desproporcionado de la fuerza», denunció Humberto Prado, coordinador general del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), que lleva años clamando contra el infierno que se vive en las cárceles bolivarianas. «Instamos al Estado venezolano a que asuma su responsabilidad en vista de que los reclusos están bajo su tutela», remachó Prado.


La ministra, por su parte, buscó otros culpables. Los de siempre. «Este viernes fuimos sorprendidos por la publicación de la información de la requisa por Globovisión, las redes sociales y la web de El Impulso. Un claro detonante para la violencia», sostuvo Varela.

«Ridículo», contestó tajante Carlos Nieto Palma, coordinador de Una Ventana para la Libertad, otra ONG local. «La ministra trata de tapar su ineficiencia y su desconocimiento sobre el tema penitenciario culpando a los demás», clamó Nieto en un ejercicio de hastío.

Nicolás Maduro, recién llegado de La Habana, se vio obligado a reaccionar como pudo ante la «confusión trágica» que provocó «saldos lamentables» en Uribana. «Hemos pedido a la fiscal general que inicie una investigación amplia para saber qué sucedió», informó el vicepresidente.


«Es un mal no resuelto aún y hay un plan para resolverlo, para que en las cárceles no reine la violencia, las mafias, las drogas y la muerte, como ha sido durante mucho tiempo», se disculpó el vicepresidente Maduro.

Una desacostumbrada autocrítica totalmente insuficiente para la oposición, cuyos cálculos estiran por encima de 5.500 los fallecidos durante los 14 años de Gobierno de Chávez. «Si son incapaces de dar seguridad en un penal, ¿cómo van a ofrecerla en las calles de nuestra Venezuela?», se interrogó el gobernador Henrique Capriles. «Gobierno incapaz e irresponsable», sentenció una vez más.

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