Los tiempos han cambiado y las víctimas ocultas de nuestro ritmo de vida cada vez más acelerado son nuestros hijos. Si hace apenas 15 años el 5% de los niños españoles eran obesos, los últimos datos indican que la cifra ha aumentado a un 19%; mientras que un 26% de los críos de entre seis y nueve años ya tiene sobrepeso.
«Estamos hablando del comienzo de la gran epidemia del siglo XXI que, entre los países europeos, afecta especialmente a España: un 45% de los niños menores de 10 años sufre sobrepeso u obesidad. Si no ponemos freno a estos datos de forma multidisciplinar, estos pequeños serán el día de mañana los adultos obesos que vivirán menos y peor. Serán ellos los que coparán la Sanidad y gastarán unos recursos que ya se están agotando», explica Manuel Varela, director de Innovación y Gestión Salud Pública de la Junta de Galicia.
Varela es uno de los responsables de las Comunidades Autónomas que, junto al Ministerio de Sanidad, especialistas médicos, empresas e, incluso, deportistas, participaron ayer en el foro Niños sanos, una serie de conferencias que tienen como objetivo el acercamiento de ideas innovadoras y líneas de actuación para «primero frenar y luego, poco a poco, reducir el número de niños con problemas de peso en nuestro país», explicó la doctora Sagrario Mateu, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
La jornada, organizada por Unidad Editorial, el Ministerio de Agricultura, la Unión Europea y la Fundación Mapfre, entre otros, ha puesto de relieve la preocupante situación de España que, «junto a Italia y los antiguos estados soviéticos», son los países que tienen de lejos las mayores tasas de obesidad.
Ante este desafío, los participantes en este foro presentaron los planes de actuación que se están llevando en las CCAA y que tienen como referencia la Estrategia NAOS, proyecto que busca sensibilizar a la población del problema que la obesidad, especialmente a los más jóvenes, con la adopción de una dieta sana y la práctica regular de actividad física.
Pero todos ellos se han acordado de la palabra crisis al hablar también de Sanidad. Y aunque hay menos dinero, los ponentes coincidieron en que no se puede recortar en la lucha contra la obesidad, porque su objetivo es doble: salvar vidas y ahorrar, ya que las enfermedades derivadas del peso cuestan más que todas las medidas de prevención. Así, los expertos inciden en que el niño sano no es el que se lo come todo, sino el que come de todo de forma equilibrada; y llaman a los padres a que animen a sus hijos a hacer ejercicio al menos una hora al día, sacrificándola del tiempo que pasan frente al televisor. Como recalcó Agustín Rivero, director general del Sistema Nacional de Salud: «No podemos jugar con la salud de nuestros hijos».
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