16 junio 2015

El sexo en tiempos de Romanos

"Umm…, sí, Tiberius… ¡por Juno! ¡Deja ya el cunnilingus como si fueras un eunuco y dame duro como un romano de verdad!".

Bien podrían ser las palabras pronunciadas por la actriz de un péplum erótico o pseudopornográfico ambientado en alguna casa augusta o en alguno de los muchos lupanares sórdidos que siempre han existido en la Ciudad Eterna. 

Pero no se equivoquen. Más allá de la ficción los romanos y las romanas adoraban la oratoria, la filosofía, la política o el culto religioso, ciertamente. Pero también el vino, los gladiadores, la guerra y, por supuesto, el fornicar.

Un sexo vivido de forma más natural y desenfadada, asociado al placer de la vida y celebrado con liturgias y actos en sociedad tal y como demuestra la exposición del Museu d’Empúries El sexe a l’època romana. 

Un recorrido sano para la libido organizada por Arqueoxarxa, Jaciments Arqueològicsde Catalunya y la Xarxa de Museus que desvela los aspectos más íntimos y húmedos de la vida de los romanos desde la República hasta el siglo IV a través de una selección de piezas procedentes de colecciones arqueológicas y textos latinos.

"Hemos dividido la muestra en zonas temáticas, como la parte que habla de las prácticas sexuales tanto dentro como fuera del matrimonio, donde por ejemplo se incide en las múltiples relaciones que se podían entablar, ya fuera con personas del mismo género, con personas que cobraban para practicar el sexo o incluso en grupo o con animales", explica la comisaria de la exposición, Esther Gurri. 

``También hay otras partes como la zona dedicada al sexo y los dioses donde se explica que estos últimos, con su forma antropomórfica y sometidos a las mismas pulsiones sexuales que los humanos, acababan sirviendo como justificación de la realidad moral y de los comportamientos sexuales que sucedían en la Tierra. 

¡Sólo hay que pensar en Júpiter que era el más adúltero de todos!", añade. Todo un conocimiento en el que el visitante se va sumergiendo con la ayuda de diferentes objetos relacionados con la sexualidad y su uso en el ámbito religioso, público o en el de la intimidad doméstica, y entre los que se encuentran piezas como la Venus de Badalona, el Vaso de Bílbilis, el Falus de Sasamón, o como la gran variedad de colgantes con forma fálica que se utilizaban para espantar el mal de ojo o la mala fortuna, o como los diversos falos de piedra representando al dios Príapo, relacionado con la fertilidad y el ciclo de la vida.

"Otra pieza que para mí es además un resumen de la muestra es el ritón de Empúries, que es una copa en forma de falo con una escena sexual grabada en la base que se utilizaba para brindar y celebrar los placeres y gozos que significan en realidad estar vivo", explica Gurri.

Piezas que a su vez son contextualizadas a partir de textos de autores clásicos como Ovidio, Séneca, Plauto o Marcial. "Son imprescindibles para conocer aspectos curiosos como la fobia que los hombres tenían hacia la homosexualidad femenina, mientras que la bisexualidad entre los hombres estaba bien vista. 

Nos cuentan cosas como la de la irrumación, que era una felación no deseada. Es decir, cuando a un hombre casado se le cogía siendo adúltero se le castigaba o bien cortándole las orejas y la nariz, o bien se le entregaba a los esclavos para que hicieran con él lo que quisieran, irrumación incluida que además estaba considerada como una vejación importante", comenta Gurri.

Curiosidades que según la comisaria ayudan a tomar conciencia del sustrato judeocristiano relacionado con la sexualidad que predomina en nuestra cultura: "Los romanos no tenían ese pudor hacia los cuerpos desnudos, ni ese velo cultural que tenemos nosotros. Vivían la desnudez de otra manera, la sentían y percibían de una forma distinta".


La exposición, que ya ha visitado el Museo de Badalona, el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona o el Museo Darder de Banyoles, con un total de 34.967 visitantes, podrá verse hasta el 6 de septiembre.

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