03 febrero 2015

Muere la voz griega masculina Demis Roussos

Coincidiendo trágicamente con las elecciones griegas, ha muerto Artemios Ventouris Roussos, Demis Roussos para la historia de la música. 

Demis a secas para la vida profesional de quien esto escribe, que le consideró su amigo y con quien trabajó en varios puntos de Europa, en largas horas de estudios de grabación. 

Y con quien compartió, entre sesión y sesión, amenas comidas y cenas en las que Demis llevaba la voz cantante desgranando anécdotas de aquí y de allá con la naturalidad de un ciudadano del mundo.

Demis Roussos era eso, un ciudadano del mundo que hablaba griego, árabe, francés, inglés, italiano y bastante español. 

Un hombre de todas partes, aunque fiel humana y artísticamente a sus raíces. Ciudadano del mundo, sí, como el título de uno de sus álbumes, Man of the World, pero la voz masculina de Grecia. Su representante. Un personaje reconocible por su gruesa figura cubierta por una túnica blanca o estampada, por su barba corta y áspera de pastor o de profeta. 

Y, por encima de todo, por su timbre inigualable, inconfundible entre ronco y lírico, que se elevaba hasta alturas inaccesibles para la mayor parte de los cantantes.

Tenía un aspecto que remitía, en compañía de los arreglos de sus canciones, a mundos exóticos, entre mediterráneos y árabes, entre remotos y vecinos, ajenos pero reconocibles, inalcanzables pero nuestros en la confusión inseparable de lo real y lo imaginado.

Venía de Egipto, de Alejandría, esa ciudad de resonancias cosmopolitas y misteriosas, nacido en el seno de una familia griega y de religión ortodoxa que tuvo que abandonar el país a causa de las disposiciones nacionalistas del presidente Gamal Abdel Nasser. 

Ya en Grecia, Demis, "envenenado" por una afición musical que procedía de la Historia, de la Mitología, del sol, del mar, perteneció a un par de grupos, The Idols y We Five, que anunciaban, sin presentirlo aún, la eclosión mundial y súbita de un conjunto también para la historia y la mitología del rock: Aphrodite’s Child (Hijo de Afrodita). 

Un trío formado por él mismo como trompetista, bajista y, sobre todo, cantante, inmenso cantante, y por Vangelis Papathanassiou, (teclados) y Loukas Sideras (guitarra).

De la estatura artística de Vangelis no es necesario hablar. Él era el alma el grupo. Y Demis Roussos, la voz. La voz en inglés para aumentar la difusión de las canciones. El trío, a partir de 1968, alcanzó resonancia universal con éxitos como Rain and Tears, End of the World, It’s Five O´Clock, Spring, Summer, Winter and Fall y I Want to Live.

Tras la publicación de tres álbumes, se disolvió en 1971 y Demis Roussos emprendió una exitosa carrera en solitario con temas, casi siempre de la autoría de Vangelis, Vlavianos y Constandinos, como Forever and ever, We Shall Dance, Goodbye, My Love, Goodbye, Someday, Somewhere, My Reason, Musique, etc., grabados luego en diferentes idiomas que lo llevarían a lo largo de su carrera musical a vender unos 60 millones de discos.

En España fue tremendamente popular a finales de los años 70 y principios de los 80, aunque también sacó discos en los 90. Actuaba con frecuencia en televisión y sus canciones, con letra en español, llenaban la zona alta de las listas de éxitos. 

La relación con este periodista databa de entonces. El autor de estas líneas escribió las letras de aquellos hits. Todas las canciones tenían éxito, especialmente Morir al lado de mi amor, un número 1. 

También Mañanas de terciopelo, Un mundo de hombres niños, Ojos que no ven, Perdóname, Tu libertad (versión en castellano de la célebre Race to the End de la película Carros de fuego… Vendió cientos de miles de copias.

Escribió un libro: Una cuestión de peso (A Question of Weight) divulgando una dieta que le hizo perder 40 kilos. Ya había adelgazado cuando volvió a España en 1999 para promocionar un CD de sus grandes éxitos en vinilo: 40 canciones inolvidables. La venta del álbum sobrepasó las 100.000 copias.

Demis Roussos, que tenía casa en Atenas, París y Londres, sufrió episodios depresivos cuando aún estaba en la cumbre de su profesión. El 14 de junio de 1985, un día antes de su cumpleaños, el avión de la TWA en el que viajaba y hacía la ruta El Cairo-San Diego con escalas fue secuestrado al despegar de Atenas por miembros de Hezbollah. 

Según sus palabras, lo trataron con deferencia y respeto al reconocerlo. Eran sus admiradores, puesto que su fama en Oriente Medio era enorme. Un pasajero fue asesinado y el secuestro duró dos semanas.

De aquel episodio le quedó un tic vocal, una especie de largo gemido agudo. Lo emitía en cualquier lugar, un restaurante, un taxi, sin previo aviso, pero nunca cantando. Jamás afectó a aquella voz maravillosa, velada, que, violenta y suave a la vez, escalaba el aire hasta el cielo en una tesitura imposible.


Demis Roussos, compositor, cantante y artista nació en Alejandría el 15 de junio de 1946 y murió en Atenas el 25 de enero de 2015.

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