Si quieres ser realmente famoso en España no tienes más
remedio que triunfar en el extranjero antes. Un ejemplo sería Sarita Montiel.
La joven starlet manchega, harta de hacer papeles secundarios en nuestro país,
llegó a Hollywood en la década de los 50 después de una breve temporada en
México y, tres películas más tarde, volvió triunfante a nuestro país.
Sarita se había convertido de repente en Sara. No solo había
tenido a Rod Steiger, Gary Cooper, Burt Lancaster y Mario Lanza de parejas
cinematográficas, traía atado al director Anthony Mann a su carro triunfal.
Otro caso del síndrome Montiel es Antonio Banderas, que se fue a rodar Los
reyes del mambo a California y volvió con una mujer blanca atada a su cuádriga
que, además, era una excelente actriz nacida en el seno del patriciado
angelino.
A Alvarno les ha pasado lo mismo. Durante varias temporadas
Álvaro Castejón y Arnaud Maillard han desfilado discretamente y sin mucha
alharaca en el off Cibeles para un grupo de incondicionales, pero ahora lo
hacen por todo lo grande en MBFWM, después de su primera colección en París
para la empresa andorrana Azzaro.
No sólo eso, han decorado un coche para
Mercedes-Benz, gran patrocinador de la fashion week madrileña.
La opulenta colección que vimos ayer divinamente cosida por
Ojo de Aguja, taller que comparten con Ana Locking, no tiene mucho futuro en
España, aunque posiblemente causaría estragos en Nueva York, donde aún quedan,
aunque a punto de extinguirse, esas "ladies who lunch" que están
peinadas, manicureadas y pedicureadas desde primera hora del día.
Pocas
españolas se atreverían a exhibirse a rayo de sol con esas variaciones sobre
uno o dos temas con sus espectaculares bordados y hombreras tan marcadas.
Muy graciosos aunque algo invernales sus abrigos divididos
por cremalleras. Más posibilidades comerciales tienen para España sus negros
trajes de cóctel y noche asimétricos, un poco cabaret berlinés, rematados por
encaje.
Hannibal Laguna presentó una colección llamada Butterfly
Dreams, en la que los grandes protagonistas fueron unos trajes de fiesta
espectaculares en gasa de tonalidades pastel de drapeados helénicos, algunos
realzados por unos corsages de hojarasca bordada en oro.
Entremedias volvió a
sacar, como en temporadas anteriores, algunos de sus vestidos fetiche de raso
importante, escote palabra de honor, formas ceñidas y pechera escarolada.
Son esos que adoran sus clientas y admiradoras que decoraban
el front row, María Teresa Campos, Isabel Gemio, Ana García Obregón o Yvonne
Reyes, entre otras.
María Escoté nos ofreció una colección delirante inspirada
en la cultura afroamericana de mediados de los 80, con unos favorecedores
conjuntos formados, por minifalda y "perfecto" en piel metalizada.
Leyre Valiente, siempre fiel al cómic, presentó a Olympia, la
mujer mecánica con su ajuar en neopreno y metal troquelado.
Como en todas las ediciones de primavera-verano, vimos las
colecciones de ropa de baño de tres de los grandes maestros del tema: Andrés
Sardá, Montse Bassons y Dolores Cortés. Fascinante la colección de esta última
inspirada en Japón.
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