07 octubre 2013

La top model Katia Elizarova denuncia la explotación de las modelos


Lo tiene todo, o eso parece. Nos ha tentado desde decenas de portadas con sus ojazos verdiazules y su melena de oro. Ha desfilado con las grandes firmas de la moda. Tiene un contrato multimillonario como imagen del Max Studio. Ha estudiado Derecho y ha debutado con Chejov en Londres. Ha ligado en Ibiza con Benedict Cumberbatch (Star Treck) y se ha convertido en estrella televisiva en
Meet the russians. 


Katia Elizarova es rusa, y a mucha honra. Su bisabuelo se casó con una nieta de Lenin y sus abuelos trabajaron para el KGB en la extinta Unión Soviética. Salió de allí por méritos propios a los 14 años huyendo del machismo y de la atmósfera opresiva: «En Rusia hay una regla de oro: quien tiene el oro hace las reglas». 

Hace una década se instaló en el Londongrado de Chelsea, y allí sigue viviendo en el mundo de las mansiones y los oligarcas, inalcanzable para el 99% de los mortales (la chica es alta, rozando el 1,80). 
A sus 27 años, sin embargo, Katia Elizarova se ha rebelado contra su papel eterno de muñeca rusa.


El mundo de la moda no es ni mucho menos un «cuento de hadas» y en un par de semanas vamos a saberlo todo, o casi todo. La modelo será la estrella invitada en la Cámara de los Comunes, donde hablará de la «explotación» de las jóvenes de 16 años que intentan abrirse paso en las pasarelas. 

«He visto cosas terribles», asegura Elizarova, en declaraciones al Evening Standard. «He visto hombres maduros drogando y emborrachando adolescentes para abusar de ellas. He visto muchachas bulímicas que se enganchaban a la cocaína para acentuar los huesos de la mejilla. He visto chicas que se sacaban varias muelas para parecer más delgadas». 


La propia Elizarova recuerda cómo, a sus 16 años, pasó un tiempo confinada en un piso de París junto con otras adolescentes a quienes se les prohibía hablar con extraños. «No nos dejaban beber y sólo podíamos comer sopa. Cuando estaba en Japón, recuerdo que me pesaban todos los días después del almuerzo. Me sentía horrible». 

«Se aprovechan muchas veces de las extranjeras porque no hablan inglés», recuerda la modelo rusa. «Te puedes pasar meses enteros sin cobrar nada, trabajando horas extras a las cuatro de la madrugada. No te pagan ni para comprar comida… Y de pronto una noche te invitan a un bufé libre, con 20 hombres alrededor. Tienes tanta hambre que todo lo demás no importa». 


Aunque ha recibido presiones para quedarse calladita, el paso lo dio cuando se fue de Rusia: «Allí, a las mujeres se les enseña a ser buenas esposas». 

La modelo no niega ni confirma la supuesta relación con Cumberbatch. «Es una inspiración para mí. Ha prometido venir a verme al teatro, aunque está tan ocupado que no encuentra el momento». Desde hace un mes Elizarova actúa en Insolación, basada en textos de Anton Chejov e Ivan Bunin. «Es un honor para mi traer lo mejor de mi herencia cultural al público inglés».

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