Sea Shepherd

«Sencillamente me cansé de colgar pancartas y de ver ballenas muertas. Greenpeace denomina lo que hace como ‘dar testimonio’. Un concepto cuáquero que no comparto. Es como si vas por la calle y ves a una mujer violada, un niño maltratado o un gatito pateado hasta morir y te limitas a colgar una pancarta y hacer una foto, cuando lo que debes hacer es intervenir. Ésa es la diferencia entre Sea Shepherd y Greenpeace». 

Paul Watson, el fundador de la Sea Shepherd Conservation Society (SSCS) es además cofundador del grupo ecologista Greenpeace, desde su primera campaña en 1972 contra las pruebas nucleares de los EEUU en el Pacífico. Después, al discrepar con los otros directores sobre el grado de activismo necesario para defender el ecosistema, se marchó en 1977 (cesado por la junta directiva de Greenpeace) y fundó Sea Shepherd. 

Watson marca sus propias diferencias cuando a finales de los años 70, interpuso su zódiac entre un grupo de ballenas Minke y un buque ballenero ruso que iba a cazarlas. El capitán soviético, tras abroncar a su arponero desde el puente, miró a Watson, le hizo el gesto universal del degüello y se rió. Esas ballenas estaban destinadas a perecer, y así sucedió, pero Watson nació de nuevo, fue una experiencia que cambió su vida y la de muchas ballenas. 

Watson practica lo que predica. Es el hombre que más balleneros ha echado a pique en el mundo (diez en total). Ya apuntaba maneras cuando tuneó el Sea Shepherd I, un pesquero de 789 toneladas al que lastró su proa con 100 toneladas de cemento para embestir mejor a los balleneros. 

Watson se convirtió en el guardián del mar y con los años su zódiac se trasformó en una flota de cuatro barcos (con un quinto navío para julio de 2013), un helicóptero ligero, y valerosas tripulaciones. «Somos una organización de voluntarios. Ahí reside nuestra fortaleza, no en el dinero. No podría pagar a profesionales lo que hacen los voluntarios por nada. Esa pasión no se compra», asegura Watson.