La decisión abre un nuevo escenario en el mercado español de telecomunicaciones, al mantener, sine díe, el elevado nivel de intensidad actual de competencia.
La decisión de TeliaSonera se ha tomado a pesar de que las ofertas económicas de los dos grupos aspirantes a hacerse con Yoigo (Vodafone y Orange) prácticamente habían llegado a lo que exigía el comprador, es decir, han alcanzado el entorno de los mil millones de euros por el 100% del grupo, ratio cercana a los 300 euros por cliente.
Entre las razones que han provocado la decisión por parte del grupo sueco, figura principalmente, según se ha podido saber, las condiciones que los dos grupos aspirantes habían impuesto en sus ofertas. Éstas buscaban proteger a los compradores del riesgo regulatorio en que podía provocar la operación. Es decir, las ofertas económicas rebajaban la cantidad a cobrar por TeliaSonera dependiendo de escenarios hipotéticos en los que las autoridades regulatorias, españolas o europeas, obligasen al comprador a devolver frecuencias radioeléctricas al Estado o a establecer condiciones más favorables para los móviles virtuales.
Eso fue lo que ocurrió en Austria a iniciativa de Bruselas a raíz de la compra de la filial de Orange por parte del grupo chino Hutchison. Sin embargo, TeliaSonera exigía un acuerdo limpio, sin ningún tipo de condicionante que pudiese reducir la cantidad a cobrar en función de la actitud de los reguladores.
Entre las razones que han provocado la decisión por parte del grupo sueco, figura principalmente, según se ha podido saber, las condiciones que los dos grupos aspirantes habían impuesto en sus ofertas. Éstas buscaban proteger a los compradores del riesgo regulatorio en que podía provocar la operación. Es decir, las ofertas económicas rebajaban la cantidad a cobrar por TeliaSonera dependiendo de escenarios hipotéticos en los que las autoridades regulatorias, españolas o europeas, obligasen al comprador a devolver frecuencias radioeléctricas al Estado o a establecer condiciones más favorables para los móviles virtuales.
Eso fue lo que ocurrió en Austria a iniciativa de Bruselas a raíz de la compra de la filial de Orange por parte del grupo chino Hutchison. Sin embargo, TeliaSonera exigía un acuerdo limpio, sin ningún tipo de condicionante que pudiese reducir la cantidad a cobrar en función de la actitud de los reguladores.
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