02 enero 2013

Myriam Klink la lía con su videoclip



Persona favorita: «Yo». Famoso que te gustaría conocer: «Yo». Myriam Klink lo deja claro en su página web: se gusta. Y mucho. Aunque tampoco le asusta disgustar, según parafrasea en su perfil de Twitter: «Es triste no tener amigos, pero aún es más triste no tener enemigos». 

Finalmente, esta exuberante libanesa de flamantes 40 años ha conseguido ambos objetivos. Como modelo, ha acaparado una cohorte de admiradores de su 1,77 de altura, melena larga rubia y ojos azules. Como cantante, ha recibido pésimas críticas y, desde hace dos semanas, el malestar creciente de los clérigos de su país, que hasta la han citado a verse en los tribunales. 

El motivo de este enfado es el videoclip que la modelo metida a cantante grabó recientemente para hacer llegar mejor una de sus últimas composiciones: Klink Revolution. 
En el vídeo musical, la espectacular libanesa arremete contra la clase política, se mofa de ella y sentencia: «El Líbano está dividido por culpa de los políticos». Todo ello mientras se contonea como aprendió a hacerlo con sólo 15 años en las pasarelas (donde ha desfilado hasta con el prestigioso diseñador libanés Elie Saab). 
«Las armas han destruido El Líbano», insiste en la canción, al tiempo que adopta su pose más sexy y se suceden las escenas en las que cada vez aparece más seductora y ligera de ropa. 


Pero la secuencia que puso en el ojo del huracán a la libanesa fue la filmada en un cementerio de Beirut. En ella, Klink no luce todo lo que puede su cuerpo, sino que se tapa con un ajustado vestido negro y guantes a lo Rita Hayworth del mismo color. Su pelo también está parcialmente oculto. Pero sus labios siguen coreando versos contrarios a los políticos, culpables del mal de la sociedad libanesa, cuyos jóvenes se ven forzados a emigrar en busca de una vida mejor, según la letra de Klink Revolution. 


Para visualizar mejor el mensaje -la destrucción del país a manos de los gobernantes-, Klink se pasea por un cementerio. El camposanto es cristiano, pero el grito en el cielo por «profanar la paz de los muertos» fue puesto de inmediato tanto por los líderes religiosos cristianos como musulmanes. 
La profanadora se defiende sin embargo sin tapujos en las páginas del diario libanés Al Akhbar. En la entrevista, asegura que iba cubierta expresamente en esa escena en señal de respeto. Es más, confiesa que, cuando baila ante una tumba, ésta es precisamente la de su abuelo.



La polémica le ha ayudado en todo caso a relanzar su carrera musical. Sin embargo, le ha disuadido de lanzarse a lo que ella tanto critica: la política. Al parecer, Myriam Klink tenía previsto presentarse a las elecciones parlamentarias libanesas del próximo mes de junio, pero tras la controversia ha arrojado la toalla. «Me han convencido de que habría sido un auténtico dolor de cabeza», sentencia la modelo-cantante, política frustrada de armas tomar.

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