28 diciembre 2012

El cura que justificó la violencia de género dice estar sufriendo un linchamiento



«¿Es posible que los hombres se hayan vuelto locos? No lo creemos. El hecho es que las mujeres provocan cada vez más a menudo, caen en la arrogancia, se creen autosuficientes y terminan por exasperar las tensiones existentes. Ellas se lo buscan». Esta reflexión sobre la violencia de género hecha por Piero Corsi, el cura de San Terenzo, una pequeña localidad del norte de Italia, en una nota que colgó en la puerta de su parroquia en Navidad ha provocado una oleada de indignación. 
Bajo el título de Las mujeres y el feminicidio. Hagan sana autocrítica, ¿cuántas veces provocan?, el párroco italiano, Piero Corsi, justificaba el maltrato a la mujer como consecuencia de la pérdida de valores y la provocación de éstas hacia los hombres. 

Lejos de excusarse, el sacerdote denunció ayer estar siendo objeto de un «linchamiento» público, amparándose en el derecho a la libertad de expresión. «Estoy tranquilo y sereno. He decidido tomarme algunos días de reposo, pero no tengo intención de colgar los hábitos», aseguró en una entrevista en una televisión local. 

Pero el más de un centenar de mujeres que fallecieron sólo en 2012 a manos de sus parejas o ex parejas en Italia impide pasar por alto la provocación del cura. Monseñor Ernesto Palletti, obispo de La Spezia, la provincia donde se encuentra la pequeña comunidad de San Terenzano, calificó de «inaceptables y contrarios al sentir general de la Iglesia» las palabras del párroco, y sugirió al sacerdote que se tomara un tiempo de reposo. 


No es la primera vez que monseñor se ve envuelto en una polémica similar. Hace varios meses causó un profundo malestar en el pueblo al colgar en la puerta de la iglesia las caricaturas de Mahoma que habían provocado violentas reacciones en todo el mundo. 
Ayer, en una entrevista, volvió a demostrar su carácter al proferir todo tipo de insultos a una periodista. «Bastardos», «carroña» o «desgraciados» fueron algunas de las lindezas que soltó a través del teléfono. Nada nuevo, pues el día antes había llamado «maricón» a otro periodista en un programa de radio en directo. 

«Ha cometido un error, pero no es suficiente para colgar los hábitos», dicen desde el Obispado de La Specia. «Era sólo una opinión, no estaba interpretando el Evangelio sino, como hago a menudo, comentando un tema», se justifica el párroco mientras volvía al ataque: «La culpa es de los periodistas que mienten. Para vosotros, más que la cárcel se necesitaría la pena de muerte», espetó a un reportero del diario La Repubblica.

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