23 agosto 2012

El porno se tambalea por culpa de la sífilis



A la industria del porno le han llovido unos cuantos mazazos en los últimos años, golpes que cada vez hacen menos viable un negocio que fue sólido como una roca. Primero el sida, que se presentó en un rodaje a finales de la década pasada; después la normativa para obligar a todos los actores a usar preservativos en los rodajes; más allá, el golpe mortal que ha supuesto la proliferación de contenido adulto gratuito en internet. 

Ahora, el problema es la sífilis, una enfermedad venérea de transmisión sexual que ha obligado a suspender temporalmente los rodajes, una vez más y con el consiguiente golpe financiero. De momento, el Departamento de Salud Pública de Los Ángeles investiga el brote después de tener constancia de, al menos, cinco casos. 

La situación afecta a un importante conglomerado de empresas dedicadas a las cintas pornográficas en Los Ángeles, el centro neurálgico de la industria, unidas bajo la bandera de la Coalición por la Libertad de Expresión, que ya ha confirmado que harán pruebas a más de 1.000 actores antes de reanudar los rodajes. 
«Los médicos tomarán una determinación sobre la moratoria según se vaya teniendo más información», dijo la asociación en un comunicado. 

La noticia, como era de esperar, ha vuelto a encender las voces de los detractores del colectivo, gente como Michael Weinstein, presidente de la AIDS Healthcare Foundation, que aseguró que este nuevo problema sanitario demuestra que la industria es incapaz de controlarse a sí misma. Además, acusó a los productores de las cintas porno de ser «malos empresarios» al señalar que ninguna otra corporación toleraría la transmisión de enfermedades sexuales. 
Michael Weinstein


Por eso, se dieron a la tarea de recoger firmas para hacer una consulta de cara a las elecciones de noviembre, una pregunta que finalmente estará en las papeletas en el Condado de Los Ángeles. La meta es hacer obligatorio el uso del preservativo en toda la región. La industria amaga con marcharse del sur de California. 

«Esperamos poder educar al público sobre los temas que se están discutiendo en esta medida. Nadie debería contraer una enfermedad incurable en la rutina de su trabajo», aseguró Weinstein, sabedor que se enfrenta a un colectivo que rechaza de plano el uso de condones en los rodajes. Además, la industria, que lleva décadas asentada en el Valle de San Fernando, tiene a varios políticos en los bolsillos por los millones de dólares que mueve.

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