09 agosto 2012

El 24 de Agosto se estrenará en España Los Mercenarios 2,la película más esperada del año.



Atención, que esta escena vale mucho dinero: un tío le da a su sobrino 500 pesetas (o mil zloty o unos pesos) para que vaya al bar a por una cajetilla de tabaco negro y, de paso, que se traiga del vídeoclub una película de acción. Y por acción se entiende un santoral formado por Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Chuck Norris, Jean Claude Van Damme, Dolph Lundgren, Bruce Willis y Steven Seagal. Todos ellos conformaron neuronalmente a dos generaciones a base de armas de grueso calibre, músculos y patadas voladoras. 


Ahora, cuando el tiempo ha pasado dejando su poso de vinagre en las vidas, aquellas películas son ensalzadas como los recuerdos de esos años, tanto más felices cuanto más lejanos. Es la industria de la nostalgia y Sylvester Stallone vio sus posibilidades en 2010, cuando reunió a la flor y nata de aquellos héroes de acción en Los Mercenarios. La jugada, efectivamente, le dio mucho dinero y por eso vuelve ahora con Los Mercenarios 2, que se estrena en España el próximo 24 de agosto. 


La película la tenía que haber presentado ayer en Madrid el propio Stallone, comandante de este regimiento de tipos duros. Sin embargo, la muerte de su hijo Sage, el pasado 13 de julio, le hizo suspender toda la posterior campaña de promoción del filme. Así que estuvieron en Madrid tres de los muchos participantes en esta delirante y entretenida producción: Jean Claude Van Damme (que hace de malo), Dolph Lundgren (sueco, químico y borracho) y Jason Statham (el de Transporter). 


Con un Van Damme hiperactivo, enseñando abdominales y repartiendo llaves y patadas voladoras ante las cámaras -para delirio de los fans que se agolpaban con camisetas de su ídolo a las puertas del hotel, llegados desde lugares como Cádiz o Valencia- y Lundgren derrochando saber y elegancia -un supuesto coeficiente intelectual de 160 y un traje impoluto- la promoción fluyó como un juego de contrastes. 


Van Damme, belga, dijo que Los Mercenarios 2 «es guay porque es como todas esas películas de acción de los 80, pero reunidas todas en un sólo paquete, en un sólo filme». ¿Significa eso que lo anterior era mejor? «Es la diferencia entre conducir un moderno Lexus de esos japoneses y un viejo Ferrari de marchas que ha estado bien cuidado. Lo enciendes y ¡brummmmm! [su imitación del sonido del motor resuena en toda la habitación], y tienes que aparcar mirando para atrás» [hace como que maneja el volante y gira el cuello bruscamente]. 


«Es la típica película que llega tu padre y te dice: 'Ey, me alquilaba todos los VHS de este tipo. Vamos juntos a ver ésta'», apuntó el actor. «En el moderno cine de acción, cuando estás colgado de un cable, volando por el aire dando volteretas... Mmmmm, no es lo mismo, no tiene ese olor de la vieja guardia, de un tipo con bigote repartiendo mamporros mientras suena un redoble de tambores militares». E inmediatamente empieza a hacer un porrrompompomporromporromporrom con la boca. «Pero yo no soy tan viejo, ¿eh?», interrumpe. 


Lundgren, sueco, ve las cosas con más calma: «Es una gran película de entretenimiento, con muchas explosiones y peleas, con tiarrones peleando contra los malos y contando chistes. Es, básicamente, escapismo. Sólo soy un tipo con una pistola de mentira que hace como que mata gente». 


El Ivan Drago que le tocó la cara a Rocky, también tiene otra teoría sobre la abundancia de actores europeos en este género: «En EEUU la gente es muy ambiciosa y hay esta especie de energía positiva que hace que se olvide el pasado y se mire hacia delante. No importa lo feas que se pongan las cosas, siempre mantendrán su optimismo. Y eso es lo que meten en sus películas: nuevas ideas y pensamiento positivo. Los europeos son más introspectivos y meditabundos, lo cual es también bueno. Porque la gente lleva viviendo aquí miles de años, y California sólo tiene 100».


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