05 enero 2012

Pechos rellenos de caucho

«Ojalá mis implantes de mama no sean de la marca PIP», desea en voz alta María, una mujer de 47 años que hace tres sufrió cáncer de mama. Tras hacerle una mastectomía, en el mismo hospital donde le operaron le reconstruyeron el pecho, pero no está muy segura de qué prótesis le pusieron. Reza para que no sean las mismas que en Francia recomiendan retirar. «Vuelvo a tener miedo por lo que me pueda pasar».

Teniendo en cuenta que la cirugía de mama es la segunda intervención estética más realizada en España y también en el mundo, hoy, muchas mujeres se enfrentan a la misma duda sobre si sus prótesis son Poly Implant Prothèse (PIP), ya retiradas del mercado.
Las autoridades francesas descubrieron que esta compañía estaba fabricando prótesis con una silicona diferente a la declarada. Según sus análisis, se incluía un gel de peor calidad y, aunque no parece ser genotóxico (no altera el ADN celular), sí tiene mayor poder irritante y una tasa de roturas más elevada, que se sitúa en un 5%, cuando lo normal oscila entre el 0,5% y el 1%.

La silicona empleada contiene, según los análisis realizados hasta el momento, un aditivo para carburantes y material de navíos (Basylone) y otros dos empleados en la industria del caucho (Silopren y Rhodorsil). «Habría que realizar pruebas clínicas para saber sus efectos sobre el organismo», explica José Luis Domingo, catedrático de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad Rovira i Virgili. Sin embargo, cabe señalar que las sustancias no son peligrosas en sí mismas, depende de la concentración y el modo de exposición».

A la espera de más investigaciones que confirmen su efecto en la salud, lo que sí subrayan los cirujanos consultados por EL MUNDO es que la frecuencia de roturas es mayor. Como argumenta Jaume Serra, cirujano plástico y reparador del Hospital Virgen del Consuelo (Valencia), cuando un implante se rompe, el gel de silicona sale a los tejidos circundantes.

«A algunas personas no les ocurre nada y a otras pueden pasarle varias cosas: que el líquido forme una especie de cápsula alrededor del implante (el pecho se queda firme, sin movimiento) o que aparezcan nódulos linfáticos».La paciente notará inflamación y dolor. 
En estos casos, hay que retirar el implante. «Se realiza una incisión, se extrae la prótesis y, con una jeringuilla, se aspira la silicona. Es un proceso laborioso», señala César Casado, jefe del servicio de Cirugía Plástica del Hospital La Paz de Madrid. Si las moléculas de silicona han sido absorbidas por el sistema linfático, entonces se acumulan en los ganglios linfáticos. «Hacemos un estudio y si están muy inflamados se extirpan», añade Carlos Tejerina, jefe de Cirugía Plástica del Hospital Clínico Universitario de Valencia.

Un proceso que, según el doctor Serra y Eva Giménez, portavoz de afectadas por prótesis PIP en Valencia, podría evitarse simplemente retirando todas las prótesis como medida preventiva, tal y como recomienda el Gobierno francés. Sin embargo, en España, el Ministerio de Sanidad aconseja contactar con el cirujano responsable para establecer un calendario de revisiones anuales y sólo si se detecta o sospecha la rotura de las prótesis, debe procederse a su extracción. Como relata Andrew Kabsley, ministro británico de Sanidad, «no existen evidencias de un vínculo con el cáncer [aunque tampoco se descarta] ni se ha demostrado toxicidad, por lo que no hay motivo para la retirada rutinaria de estos implantes. No existe una preocupación sobre su seguridad que pueda justificar el riesgo de otra operación quirúrgica».

Ante el revuelo informativo de estos días, María Jesús, una valenciana de 33 años que se puso implantes mamarios hace tres, acaba de descubrir que a ella le pusieron la marca PIP. «Me han hecho una ecografía y han visto que uno está roto». Aunque, como ella misma reconoce se encuentra «muy bien», ahora sólo piensa en cómo puede afectarle a su bebé. «Estoy embarazada de 11 semanas y probablemente no me puedan quitar el implante hasta que dé a luz», augura.

No hay respuestas claras, pero «si como hasta la fecha se está diciendo, los PIP no son tóxicos, aunque pasaran varios meses desde la rotura del implante, no tiene por qué pasar nada», según el doctor Tejerina. El tiempo dirá.

1 comentario:

  1. Más ejercitar el cerebro,más espíritu crítico,más rebeldía moral,y menos tetas y cerebros de silicona.

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