13 julio 2014

Kathryn Bigelow es la mujer más dura de Hollywood

Kathryn Bigelow no se parece a ninguna de las mujeres que pueblan Hollywood. Con su metro ochenta de estatura, su larga melena castaña y un tipazo a prueba de la gravedad (¿cuántas mujeres pueden presumir de tener esos brazos con 60 años?) muchos pensarían que es una ex modelo o una actriz madura a la búsqueda de un papel. Nada más lejos de la realidad. Ella es de las que parten el bacalao.

En una ocasión, Bigelow subió el Kilimanjaro con temperaturas bajísimas, próximas a la congelación. Cuando le preguntaron por qué emprendió esta gesta, ella respondió tajante: «Me gusta ser fuerte». En estas cuatro palabras se encierra su credo vital (y profesional). Sólo siendo una mujer fuerte se puede triunfar en un mundo de hombres.

Hollywood huele a testosterona por los cuatro costados, pero ella ha demostrado que puede ser tan dura o más que los tiburones de los estudios y el próximo 24 de febrero se plantará en el Kodak Theatre de Los Ángeles dispuesta a recoger su tercer Oscar como productora de La noche más oscura, el filme sobre la caza de Bin Laden que actualmente se puede ver en la cartelera.

No es la primera vez que pisará esa alfombra roja. Ya tiene uno como directora. De hecho, puede presumir de ser la única mujer en las 84 ediciones de los Oscar en haberlo conseguido. Pero como hemos dicho, Bigelow no se parece a ninguna de las féminas que pueblan la Meca del cine. No sólo por sus proezas físicas (en otra ocasión buceando en las islas Fiji perdió su peso y estuvo a punto de morir) sino también por las sentimentales.

En un mundillo en el que no hay futuro para las mujeres más allá de los 40, esta cineasta ha encandilado a un atractivo guionista 22 años más joven que ella. Él es Mark Boal, un corresponsal de guerra al que la directora fichó tras leer sus crónicas de Irak en Playboy. No, la prensa femenina no está en sus intereses.

Junto al apuesto periodista, Bigelow creó en 2008 En tierra hostil, el filme sobre la ocupación estadounidense en Oriente Medio que les dio a ambos dos Oscar hace tres años (a él como guionista, a ella como directora y otro a cada uno como productores del filme). La película les puso en órbita aunque no llenara sus bolsillos: su presupuesto fue de 15 millones de dólares y recaudó apenas 16, la menor recaudación para una película ganadora del Oscar al mejor filme.

Pero, ¿qué importa el dinero cuando has encontrado un tierno amor y un tándem perfecto para escribir tus adrenalíticas cintas de acción? debió pensar la cougar Bigelow.

No es la primera vez que encuentra el amor en un plató. Su única relación conocida hasta la fecha ha sido con el megalómano director de Titanic James Cameron, con quien estuvo casada durante dos años. Ambos se conocieron durante el rodaje de Blue Steel. «Es mi alma gemela», dijo Cameron a sus amigos, quien ya llevaba dos divorcios a sus espaldas. Sin embargo, como buenos obsesos de su trabajo a ambos les acabó importando más su carrera que su matrimonio. Él la sustituyó por Linda Hamilton, su actriz de Terminator, y ella le concedió el divorcio amistosamente. Eso sí, se quedó con la mansión californiana que compartían.

Quizás aquello no le doliera al autoproclamado rey del mundo, pero que su ex le arrebatara su segundo Oscar fue bastante humillante. Él competía con la millonaria Avatar en la misma gala que coronó a En tierra hostil. Impagables eran las fotos de Cameron haciendo bromas con estrangular a Bigelow, mientras ella tenía a su lado a su joven nuevo novio.

Para restar algo de morbo al asunto, Bigelow ha insistido hasta la saciedad en su buena relación con su ex. «No hay ningún problema con Jim. Él fue muy amable apoyando En tierra hostil. Somos buenos amigos», confesaba a The Guardian.

La cineasta no acostumbra a hablar de su vida privada. No le gusta parecer vulnerable. Eso sería un rasgo demasiado femenino para esta mujer que se siente más cómoda rodando en vaqueros rodeada de una tropa de jóvenes actores que yendo a galas de premios enfundada en trajes de Elie Saab o Carolina Herrera. En el desierto de Ammán (Jordania) donde rodó En tierra hostil, Bigelow se enfrentó a tormentas de arena y temperaturas que superaban los 45 grados. «Había moscas por todas partes. Nadie tenía un tráiler con aire acondicionado sino que estábamos en tiendas de beduinos y compartíamos el baño. Cuando había que ir a la cima de una duna para rodar, ella estaba allí la primera aunque nos doblara la edad a muchos», recuerda un colaborador del rodaje.

En la línea discreta que Bigelow mantiene con los medios de comunicación está el no hacer declaraciones sobre su relación con el yogurín Mark pese a aparecer en alfombras rojas cogidos de la mano. «Yo soy el servicio de correos que hace llegar el mensaje de Mark», es lo más que ha confesado al New York Magazine. ¿Qué director masculino diría eso de su guionista?

Sin embargo, el hecho de que no se les fotografiase juntos en el estreno en Los Ángeles de La noche más oscura ha disparado las especulaciones sobre su ruptura. En el Daily Mail, por ejemplo, han contado que la pareja podría haber puesto fin a su relación debido al estrés que ha supuesto su última película. Ambos han tenido que negar que la CIA les hubiera revelado información privilegiada para elaborarla, un escándalo al otro lado del Atántico, y la crítica europea les ha acusado de hacer apología de la tortura. Mucha presión para la pareja. Según el rotativo británico «ambos están intentando que esto no afecte a la promoción de la película».

El hecho de que Boal haya creado su propia productora al margen de su novia para desarrollar sus propios proyectos no augura nada bueno al exitoso tándem.

En los próximos Oscar, La noche más oscura cuenta con cinco nominaciones a los premios. Ambos podrían ganar un Oscar como productores del filme y Boal, de nuevo, el de mejor guión. En sus reacciones y gestos estará la clave para saber si nos volverán a ofrecer otra trepidante cinta de acción... y si seguirá su romance.  

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