02 junio 2013

La cara oculta de la Luna


Nunca veremos la cara oculta de la Luna. Al menos a simple vista y desde nuestro planeta. Y eso que hubo un tiempo, hace millones de años, en que sí hubiera sido posible. La Luna está muy cerca de nosotros y por eso existe una interacción mutua entre nuestro planeta y su satélite. Aquí la interacción produce mareas, allí sincroniza el giro. La Luna gira alrededor de su eje, y lo hace dando una vuelta completa sobre sí misma en el mismo tiempo que da una vuelta completa en torno a la Tierra. 

Den ustedes una vuelta a una mesa mirando siempre el florero de su centro. Habrán dado una vuelta alrededor de la mesa y una vuelta alrededor de sí mismos. La razón de estos dos giros sincronizados es la misma que la de la existencia de las mareas: es la interacción gravitatoria constante entre Tierra y Luna. La Tierra genera unas ligerísimas deformaciones en la Luna, que la hacen alargarse en una dirección. Al perder, ligerísimamente, la forma esférica, se producen un par de fuerzas que hacen girar a la Luna en torno a su eje para alinearse con la Tierra, exactamente igual que una llave de tuercas hace girar un perno. Al cabo de millones y millones de años, el par de fuerzas consigue sincronizar los dos movimientos de giro, y por eso vemos siempre la misma cara. Una sencilla explicación de la física.

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