Punto y final a las sonrisas, a las carantoñas, al buen rollo. Todo por los aires. Porque al final se trata de ganar y no es sencillo ser (o aparentar ser) amigos cuando todos quieren lo mismo. El niño bonito, tan bien acogido por todos sus rivales, tiene, por supuesto, un lado salvaje. Es una fiera. Ya lo había mostrado Marc Márquez, y muchas veces, en las otras cilindradas. Ayer fue la primera vez que tiró de agresividad, que también es una virtud, entre los mayores. Y el que resultó perjudicado fue, nada menos, que el campeón del mundo. Y Jorge Lorenzo se enfadó.
Curiosamente, la acción de la polémica, que marcará un antes y un después, ocurrió en la última curva, que el sábado mismo fue bautizada con el nombre del balear. Hasta allí duró un larguísimo mano a mano por la segunda plaza. Siempre con la Yamaha en cabeza del dúo, aguantando los envites en la curva Dry Sack –hasta dos veces, en ambos se coló Márquez– al comienzo, con un poco más de aire después. Pero el Cervera en la última vuelta lo tenía claro. Y, además, lo tenía estudiado.
"He intentado estar lo más cerca posible de él para la última curva. Y he actuado como había visto en vídeos, de Valentino y de Doohan. Como he visto que Jorge se ha abierto bastante, he ido hacia dentro", relataba el beneficiado sobre su acto no premeditado, que propició el toque, choque de trazadas, moto con moto, con su rival. "Me he visto en el suelo", contestaba Lorenzo, muy serio, que no quiso hablar demasiado de la acción, no en caliente. Aunque, eso sí, negó el saludo hasta tres veces al irreverente rookie. No le importó que las cámaras estuviera delante.
Se refería el de Honda a dos adelantamientos que quedaron para siempre en la retina del espectador, también por su polémica, y que son calcados a lo ocurrido ayer, especialmente el más reciente. El primero en 1996, de Mike Doohan sobre Alex Crivillé. El segundo en 2005, de Rossi sobre Sete Gibernau. Pasadas al límite pero reglamentarias, pues la organización no estrenó el carné por puntos, que penaliza desde esta temporada a los pilotos que cometen infracciones que ponen en peligro al resto.
Y en medio de esa batalla, sentado entre ellos en la tensa rueda de prensa, Dani Pedrosa, compañero del señalado, pero no muy amigo de las agresivas artes. Sin ver lo sucedido, opinó y de sus palabras se extrae que él no se hubiera lanzado así en ese giro. "En el puesto del que gana, si te sale bien, bien. Pero si te pones en el puesto del que pierde es demasiado fuerte, porque recuerdo lo de Sete y Rossi. Rossi se metió recto a la curva e hizo peralte con Sete. Está fuera de lo que sería respetuoso", reflexionaba el ganador ayer.
También se mojó Wilco Zeelenberg, el team manager de Yamaha, que vino a defender la maniobra, aunque resultara en contra de su pupilo. "Marc ha visto el hueco y es normal que lo haya intentado. Esto no es jugar al tenis, esto son carreras". Y Rossi, compañero de Lorenzo, se puso más o menos del lado de Márquez, en el que tanto se ve reflejado: "Ha entrado y se han tocado. Pero en la última vuelta uno trata de hacer todo lo posible para pasar".
Una vez finalizada la carrera con el doblete de Repsol Honda, regresó el chico dulce que se transforma sobre la montura. Márquez pidió perdón una y otra vez a Lorenzo. "No se abre una guerra. Pero todos sabemos que esto son carreras y en la última vuelta todo el mundo da el 100%. Pido disculpas a Jorge. Sé que ahora está caliente, pero en un futuro espero que nuestra relación vuelva a la normalidad", se excusaba.
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