30 abril 2013

Un parado dispara a dos policías en Italia



La jura del Ejecutivo italiano se tiñó de sangre. Un parado disparó seis tiros ante la sede del Gobierno e hirió a dos carabinieri. «Quería disparar contra los políticos», confesó tras ser detenido.
Pum pum, pum... Eran justo las 11.40 horas de ayer. En ese momento los 21 ministros del nuevo Ejecutivo italiano estaban jurando sus cargos en una ceremonia solemne en el Palacio del Quirinale, la sede del jefe del Estado. Italia, por fin, tenía un Gobierno, el sol lucía espléndido en el cielo, el centro de Roma estaba repleto de familias que paseaban, de grupos de turistas armados con cámaras de fotos y guías de la ciudad. Y de pronto seis tiros retumbaron a las puertas del Palacio Chigi, la sede del primer ministro, hiriendo a dos carabinieri y desatando inmediatamente el pánico. 

Esos seis tiros fueron disparados por un albañil, de 49 años, sin antecedentes penales y parado desde hace dos. Un hombre «desesperado» que se había visto obligado a volver a vivir en casa de sus padres al perder su empleo, que había tenido que dejar atrás a su hijo de 10 años y que se había separado de su mujer... Según la policía, había llegado a Roma la víspera en tren con la idea metida en la cabeza de llevar a cabo una «acción espectacular» con la que llamar la atención. «Quería disparar contra los políticos, pero me di cuenta de que no podía alcánzalos así que abrí fuego contra los carabinieri», confesaba posteriormente al juez instructor. Su nombre: Luigi Preiti. 


Endomingado, vestido con chaqueta y corbata, el hombre se acercó ayer a los agentes que vigilaban la entrada de la sede del jefe del Gobierno. Según testigos presenciales, empezó a gritarles: «Disparadme, disparadme». Y a continuación fue él quien abrió fuego con una pistola del calibre 7,65. Descargó seis tiros, dos hirieron al agente Giuseppe Guangrande, de 50 años, en el cuello, y otros dos a su compañero Francesco Negri, de 30 años, en las dos piernas. El primero ha sufrido graves daños en la columna vertebral y corre el riesgo de quedarse tetrapléjico. Además, una mujer embarazada que pasaba por allí en ese momento también resultó levemente herida en el brazo, al parecer, por las esquiarlas de una de las balas. 
Tras disparar, Preiti trató de quitarse la vida. Eso al menos informaba ayer el nuevo ministro del Interior, Angelino Alfano, en su primera rueda de prensa celebrada nada más jurar el cargo. «Quería suicidarse», destacaba. «Pero no pudo porque ya había vaciado el cargador», relató el delfín de Berlusconi. 


Alfano no dudó en calificar lo sucedido como «el trágico gesto criminal de un desempleado». «Se trata de un hombre lleno de problemas, que ha perdido el trabajo, que ha perdido todo, que tuvo que volver a vivir con sus padres. Estaba desesperado», aseguraba por su parte el juez instructor Pierfilippo Laviani tras tomarle declaración. 

Posteriormente Preiti intentó huir, pero fue detenido y sufrió un golpe en la cabeza al forcejear con los agentes. En un primer momento se especuló con la posibilidad de que pudiera ser un desequilibrado, pero su hermano lo desmintió categóricamente. «No sé qué le ha pasado, pedimos perdón a nuestros conciudadanos y a las familias de los dos carabinieri heridos. Hasta ayer por la mañana mi hermano era una persona lúcida», explicaba Arcangelo Preiti. «No es un desequilibrado, no ha sufrido nunca enfermedades mentales», recalcaba, destacando que su problema era que estaba desempleado desde hacía dos años y que tenía problemas familiares. 


Luigi Preiti es calabrés, concretamente de la localidad de Rosarno, en el sur de Italia. Pero hace más de 20 años había puesto rumbo a Alessandria, en el norte del país, en la región del Piamonte. Allí trabajaba como albañil. Pero al comenzar a pegar la crisis con fuerza en el sector de la construcción, había perdido el trabajo. Además, se había separado de su mujer. No le había quedado otra que coger las maletas y regresar a Rosarno, a vivir en casa de sus padres, a 1.200 kilómetros de distancia de su hijo. En Rosarno no había encontrado tampoco trabajo, sólo alguna que otra chapuza esporádica. Hay quien asegura que había comenzado a jugar al videopóquer... 

El sábado tomó un tren en Rosarno y se plantó en Roma. Se alojó en un hotel en el centro. Y ayer por la mañana se presentó a las puertas del Palacio Chigi con su pistola (no se sabe si la trajo de Rosarno o la adquirió en Roma) y se lió a tiros. 
«No ha dado nunca signos de estar mal de la cabeza», indicaba Elisabetta Tripodi, la alcaldesa de Rosarno. «No sé a qué responde lo que ha hecho, pero debemos a tomar nota y andarnos con cuidado porque hay un malestar social enorme», sentenciaba. 


Las fuerzas del orden desplegaron un importante dispositivo de seguridad y acordonaron la zona, situada en el centro de Roma y muy concurrida por turistas y romanos. «No es un acto de terrorismo pero sin duda el clima de los últimos meses no ha ayudado», subrayaba por su parte Gianni Alemanno, alcalde de Roma. 
De momento, el recién estrenado ministro del Interior, Angelo Alfano, «ha reforzado la vigilancia de posibles objetivos».

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