19 diciembre 2012

Ramsés III fue degollado



Las nuevas tecnologías y las avanzadas técnicas forenses están permitiendo a los investigadores completar e incluso reescribir páginas de la Historia: muertes cuyas causas nunca fueron esclarecidas, asesinatos que quedaron impunes o intrigas palaciegas como las que lograron poner fin al reinado de Ramsés III, considerado el último de los grandes faraones egipcios. 

Más de 3.000 años después de la muerte del segundo rey de la dinastía XX del Imperio Nuevo, el análisis forense de su momia ha mostrado un corte muy profundo en la garganta. Todo parece indicar que Ramsés III fue degollado, probablemente con un afilado cuchillo, y que su muerte se produjo de forma inmediata, según sostienen los autores de un estudio publicado en British Medical Journal. 

«Es muy probable que fuera asesinado», asegura Albert Zink, el investigador que ha liderado el estudio antropológico y los análisis forenses realizados tanto a la momia del faraón como a la de un varón no identificado que fue encontrado junto a Ramsés III. Tenía una edad de entre 18 y 20 años y se le conoce como el Hombre E. Según las pruebas genéticas realizadas, era un familiar del faraón. Los investigadores ven probable que se trate del príncipe Pentaur, hijo de Ramsés III y de Tiyi, una de sus esposas, aunque no pueden asegurarlo. La momia de la mujer no ha sido encontrada. 

La muerte de Ramsés III, que según se cree reinó entre los años 1186 y 1155 a. C., sigue siendo objeto de debate entre los historiadores. Un papiro de la época revela que en el año 1155 a. C. Tiyi urdió un complot para acabar con la vida de su esposo y dar un golpe de Estado después de que su hijo, Pentaur, fuera apartado de la línea de sucesión. Tiyi contó, al parecer, con la ayuda de altos funcionarios de la corte. El denominado papiro jurídico de Turín informa de que el golpe fracasó, pero no aclara si asesinaron al faraón. Pentaur fue acusado de participar en la conspiración del harén y declarado culpable. 


Desde que fueron descubiertas, a finales del siglo XIX, estas dos momias han sido estudiadas en varias ocasiones, aunque en ninguna de ellas se había logrado esclarecer las causas de la muerte. Según explica Albert Zink, investigador del Instituto de Momias y del Hombre de Hielo de la Academia Europea de Bolzano (Italia), se trata de la primera vez que las someten a un escáner o tomografía computarizada (TC), una técnica de imagen médica de rayos X. «Las dos momias están en el Museo Egipcio de El Cairo y se encuentran en un muy buen estado de conservación», añade Zink, que calcula que Ramsés III tenía unos 65 años cuando murió. 

Además de la profunda herida, la hipótesis del asesinato del faraón parece respaldada por el hallazgo de un amuleto que fue introducido en la hendidura del cuello del faraón. Se trata del ojo de Horus, un talismán considerado mágico en el Antiguo Egipto y que representaba una metáfora del poder real, de la protección y de la buena salud. Los investigadores creen que lo pusieron los embalsamadores cuando restauraban la herida del cuello. Alrededor colocaron un collar de hilo. 

Los investigadores creen improbable que el corte en el cuello, que tiene una profundidad de unos siete centímetros y alcanza los huesos, fuera provocado accidentalmente en 1886, cuando retiraron a la momia los vendajes (tuvieron que usar un martillo para quitar una espesa capa de betún). Lo más probable, sostienen, es que se realizara con un cuchillo o una espada. Pese a los indicios de asesinato, los científicos advierten que tampoco se puede descartar con seguridad que el corte fuera realizado durante el embalsamamiento, aunque consideran esta hipótesis poco probable. Y es que en ninguna otra momia egipcia se ha descrito un método de embalsamamiento en el que se realizara un corte en el cuello. «Podrían encontrarse más pruebas si se hiciera una investigación de la herida desde fuera. Sin embargo, no es posible realizarla sin dañar la momia y en mi opinión, no es necesario», señala Zink. 


El proceso de embalsamamiento del joven fue inusual para un miembro de la familia real e incluyó el uso de una piel de cabra para recubrir el cuerpo. Se trata de un material considerado impuro que sugiere que fue castigado. La causa de su muerte no está clara, según los autores. Su tórax inflado y los pliegues en la piel del cuello sugieren que su muerte pudo ser violenta, quizás estrangulado. Pero también pudieron producirse al degradarse el cuerpo, añaden. 

Albert Zink, que ya ha analizado con escáner los cuerpos de Tutankamón y algunos de sus familiares, confía en seguir desvelando los secretos que otras momias egipcias han guardado durante milenios. Ramsés II y Seti I figuran entre sus próximos objetivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario