16 abril 2012

Un matrimonio caníbal y la amante de el,asesinaban a mujeres y se las comían.


Él se reconocía como esquizofrénico en un libro autobiográfico y ella aseguró que era «de comer poco» cuando la policía le preguntó acerca de cómo cocinaban y devoraban los cuerpos de sus víctimas después de matarlas. 

Ambos, Jorge de Silveira e Isabel Pires, tienen 51 años y llevan casados desde hace 30. Su amor es tan fuerte que ella no tuvo problemas en aceptar convivir con la amante de él, Bruna da Silva, de 25 años, detenida junto a ellos el viernes en Guaranhuns, cerca de Recife, por participar en dos asesinatos y comerse los cuerpos después. Pero éstos no han sido sus únicos crímenes. La policía está convencida de que son autores también de otros ocho asesinatos ocurridos en Olinda en 2008. 


A los tres les une la pasión por la carne humana en el sentido más macabro posible de la expresión. En su autobiografía, Revelaciones de un esquizofrénico, Jorge asegura ser «cinturón negro de kárate, músico, actor, compositor, escritor y ex profesor de Educación Física de la Universidad de Pernambuco», un extremo negado por el centro académico. 


Tampoco falta en esta historia el típico vecino que asegura que Jorge «era una persona normal, que no tenía enemigos y no parecía capaz de hacer daño a nadie». En esta ocasión, fue su profesor de kárate quien lo afirmó, si bien no lo veía por la escuela desde hace una década, más o menos cuando Jorge empezó su romance con Bruna, que tenía 15 años. 

En una entrevista concedida a una cadena local, Jorge negó estar loco -«aunque de joven los psicólogos me daban drogas»- y aclaró los motivos de sus crímenes. «No maté a nadie, ellas [las víctimas] se purifican con Dios». 
El triángulo amoroso formaba una secta llamada Cartel, que se dedicaba a matar chicas adolescentes por considerarlas «cuerpo del mal». En 2008, llegaron a adoptar a la hija de una de sus víctimas. Le daban, a sus cinco años, carne humana para comer. Fue la niña quien mostró a la policía dónde estaban los restos de las dos chicas asesinadas recientemente. 


La mujer de Jorge, Isabel, usaba el nombre de Jessica, madre de esta niña, como identidad. Según su marido, ella era quien atraía a las víctimas, ofreciéndoles un buen salario por un trabajo de niñera. En el vídeo que se ha difundido del interrogatorio policial, la mujer explica que siempre tenía remordimientos, pero que aun así comía -«aunque no mucho»- y aclara que la joven y la niña eran las que lo hacían más. Ella se dedicaba a vender empanadas de cacahuetes y algunas de carne humana, como las que llegaron a algún hospital. 


«La víctima lloraba antes de morir y yo le decía: tus pecados están perdonados», según la descripción de uno de los crímenes que hace Jorge en su autobiografía. «La matamos, la descuartizamos y la enterramos», añade. Y se recrea en la macabra explicación del rito caníbal: «Bel corre para la cocina a tomar un cuchillo. Me lo presta y yo le doy un golpe preciso, clavándolo en la yugular (...) Bel, Jessica y yo nos alimentamos de la carne del mal, como si fuera un ceremonial de purificación (...) El resto lo entierro en nuestro patio».


2 comentarios:

  1. Caníbales a la perola con alioli!!!

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  2. Yo les iría dando de comer de su propio cuerpo,tanto que les gusta la carne humana.Que te apetece hoy codillo? pues venga trae el brazo...

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