25 junio 2012

El cáncer ha podido con Miki Roqué.



El combate terminó de la peor manera. Miguel Roqué Farrero, Miki Roqué para el fútbol, falleció ayer, a medio mes de cumplir los 24 años, víctima del cáncer que le retiró del fútbol en marzo de 2011. 

El luto tiñó de inmediato la jornada. Las muestras de condolencia se multiplicaron desde todos los rincones del universo fútbol hacia un muchacho elegido por la desgracia. Promesa del balompié español, reclutado a los 17 años para el Liverpool por Rafa Benítez, Roqué vio como su carrera se truncaba definitivamente cuando nuevamente había comenzado a tomar vuelo en el Betis. 


En la mejor temporada de su vida, el defensa se vio obligado a anunciar repentinamente su «retirada indefinida» (11 de marzo de 2011) después de que los médicos del hospital Virgen del Rocío le detectaran un tumor maligno de pelvis de grado 1-2. «Afortunadamente, lo han visto a tiempo y son optimistas. Volveré», anunciaba entre lágrimas el chaval. Un pronóstico que, ayer, se confirmó fatalmente fallido. 


Roqué murió al no poder superar el agravamiento que, en los últimos meses, se había producido de su enfermedad. Un giro fatal. Roqué había respondido satisfactoriamente al primer tramo de su tratamiento, en la clínica Dexeus de Barcelona, que ofreció todas las facilidades, incluidas económicas. 
Tras ser sometido a un proceso de quimioterapia por el equipo del doctor Cáceres, fue operado por primera vez. Poco más se volvió a saber de Roqué, en buena parte por la intimidad que exigió el futbolista y su familia. En cualquier caso, las noticias que llegaban eran positivas. 


Sin embargo, según pudo saber este periódico, en los últimos meses algo falló. Hace cuatro, el jugador tuvo que ser intervenido por segunda vez. A partir de ahí, «mantuvo su ánimo y su espíritu de lucha», como repetía ayer el desconsolado director del Betis, José Antonio Bosch. Pero la cosa no iba. 
Los picos marcaron su tratamiento. Mientras, nadie le olvidaba. El Betis le convirtió en elemento central en las celebraciones de su ascenso, la anterior temporada, y su gran amigo Carles Puyol también le homenajeó, en una camiseta, durante las celebraciones en Wembley de la última Champions conquistada por el Barcelona. 


«Es un día terrible. En realidad, nunca quisimos admitir que se nos pudiera ir Miki», confesaba Miguel Guillén, presidente de un Betis que ya prepara el correspondiente homenaje. El Sevilla -que vivió la tragedia de Antonio Puerta- fue uno de los primeros en enviar sus condolencias, dentro de la espiral de luto que invadió al fútbol. «Se ha marchado un luchador», le lloró el entrenador Pepe Mel. Desde la Eurocopa llegaron mensajes de ánimo de Víctor Valdés, Gerard Piqué o Sergio Ramos: «El fútbol y los que te quieren no te olvidarán jamás».


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