Todo un triunfo científico. Gracias a una nueva técnica de reproducción asistida, una mujer de 29 años diagnosticada con menopausia precoz ha logrado quedarse embarazada y ya tiene entre sus brazos a un bebé que creía que nunca llegaría. El principal responsable de este hito, el científico japonés Kazuhiro Kawamura, no se ha perdido ninguno de los momentos de todo el proceso, desarrollado en Kawasaki (Japón). «Supervisé todo su embarazo y la noche anterior al parto no pude dormir», recuerda el investigador. «No me quedé tranquilo hasta que no vi que el pequeño había nacido sano».
Un acontecimiento que no sólo ha alegrado la vida de los nuevos padres, sino también la de todos los investigadores implicados, tanto en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (EEUU) como en la Universidad St. Marianna de Kawasaki (Japón). El éxito de su tratamiento alimenta la posibilidad de que en un futuro la menopausia precoz deje de ser un obstáculo para ser madre.
El ovario está programado para dejar de funcionar con el paso de los años, pero en una pequeña parte de la población, este proceso natural se adelanta y se interpone en la carrera de la maternidad. Lo que ocurre es que, antes de tiempo, se produce la liberación de unas proteínas (entre otras, la llamada proteína Pten) que hacen que los folículos ováricos no evolucionen y, por lo tanto, no alcancen la madurez suficiente como para que produzcan óvulos.
Con el objetivo de revertir este proceso, un grupo de científicos liderados por Kawamura decidió poner en práctica una nueva técnica descrita por autores de la Universidad de Stanford. Estos científicos lograron demostrar que era posible bloquear el mecanismo por el que se desencadena la menopausia precoz. «Vimos que aunque estas mujeres ya no tienen ciclos menstruales, sí presentan aún una pequeña reserva folicular», explica Aaron Hsueh, uno de los especialistas de la citada Universidad de Stanford que también ha participado en el estudio que ahora se publica en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Con esos datos en la mano, el equipo japonés se puso manos a la obra y seleccionó a 27 mujeres con una edad media de 37 años y víctimas de la menopausia precoz (todas ellas habían dejado de tener menstruaciones antes de los 40 años).
El primer paso de la investigación consistió en extraer los ovarios de las participantes a través de una intervención llamada laparoscopia. Después, en el laboratorio, se fragmentaron mecánicamente y se trataron con unos fármacos específicos precisamente para anular el mecanismo responsable de que los folículos ováricos no evolucionen.
Finalmente, mediante una segunda laparoscopia, se introdujo de nuevo el material ovárico (esta vez manipulado) en las trompas de falopio. Y, cada semana, las mujeres fueron controladas con ecografías y se les realizaron análisis para detectar el crecimiento del folículo.
Se observó el crecimiento del folículo en ocho de las participantes. A éstas, además, se les puso un tratamiento hormonal para estimular la ovulación. Cinco de ellas desarrollaron óvulos maduros que se recogieron (a través de la vagina, con punción ovárica) para llevar a cabo la fecundación in vitro y continuar con la segunda parte de la investigación. Como en cualquier otro procedimiento de este tipo, los óvulos fueron fecundados con el esperma de sus respectivas parejas. Los embriones se congelaron para después transferirlos al útero.
Hoy, dos mujeres están esperando recibir embriones, una lo ha recibido pero no ha logrado un embarazo, otra está embarazada y el logro de este trabajo: una de las mujeres ya ha dado a luz a un bebé muy deseado.
El hito también ha sido muy bien valorado por los expertos consultados por EL MUNDO, quienes aseguran que esta nueva técnica abre una puerta a la esperanza de muchas mujeres. «El 98% de las técnicas de reproducción asistida se hace en mujeres que sí tienen actividad ovárica», explica Roberto Matorras, jefe de la Unidad de Reproducción Humana del Hospital de Cruces de Bilbao. A estas mujeres sólo les queda una opción para ser madres: la donación de óvulos, pero con ésta «no se pasa material genético de la madre
».
En cualquier caso, aunque las expectativas son muy ilusionantes, los especialistas españoles recalcan que son necesarios más estudios No hay que olvidar que «la tasa de éxito es muy baja, del 7%», señala José Luis Gómez Palomares, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Fertilidad. «Y no puede considerarse una vía para retrasar la maternidad, entre otras cosas porque aunque este avance logre desarrollar óvulos, al estar envejecidos (por la edad) no garantizan el éxito», apunta Marisa López-Teijón, jefe de reproducción asistida del Instituto Marqués.
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