Se imagina retroceder 30 años en el tiempo, que de pronto se levantara y cuando fuera a coger su móvil de la mesilla no estuviera, que buscara desesperadamente un ordenador y no apareciera, que encendiera su televisor y sólo viera tres o cuatro cadenas...
Sin teléfonos inteligentes, sin internet, sin iPad, iPhones, BlackBerry o mp4, así han decidido vivir los McMillan, una familia canadiense que ha hecho su particular regreso al pasado.
La década elegida: los 80. Un periodo que no han escogido, sin embargo, al azar. De hecho, ambos nacieron en 1986.
Preocupados por que su hijo mayor, Trey, de cinco años, prefiriera jugar con el iPad a divertirse en el patio junto a sus amigos, Blair y su mujer, Morgan, decidieron renunciar a todos los avances que ofrece el siglo XXI para retomar las viejas costumbres con las que crecieron.
«Queremos educar a nuestros hijos de la misma manera en la que nos criaron a nosotros», explica, en declaraciones al Toronto Sun, el padre de esta original familia retro, que no sólo se ha acostumbrado a vivir sin ordenadores, teléfonos inteligentes o internet sino que también ha adoptado el corte de pelo y el look que se llevaba en esa década.
Decididos a cambiar su modo de vida, los McMillan han redecorado su casa al más puro estilo ochentero, y los pequeños Trey y Denton, de cinco y dos años, se han visto obligados a buscarse otras aficiones menos tecnológicas.
De momento, están en fase de pruebas y se han puesto de límite el mes de abril del año que viene para decidir si adoptan definitivamente esta forma de vida o vuelven a caer en las redes de los aparatos inteligentes.
El más convencido con el experimento ha sido Blair. A Morgan le costó un poco asumir que tenía que renunciar a su cuenta de Facebook, volver a escuchar música en un radiocasete y hablar por teléfono sólo desde la línea fija. Pero, ahora, está satisfecha con el resultado: «Llevo leídos ya 15 libros. Además, estamos más cerca y conversamos más».
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