El grupo Extremoduro emitió ayer un comunicado en el que da su visión de los hechos respecto al robo y la posterior filtración en internet de su último disco, Para todos los públicos. Lo sucedido obligó a adelantar el lanzamiento al 8 de noviembre y se saldó con la detención de un mozo de almacén donde se guardaban las copias del álbum.
La discográfica cifra el daño causado por esta persona en 100.000 euros. «Os vamos a poner al día», arranca el texto colgado en su página web y en el perfil de Facebook, «breve pero claramente, de cómo hemos vivido este asunto del robo del disco que tanto ha dado que hablar en los últimos días».
Recuérdese, el detenido fue un trabajador de 31 años de la empresa dedicada a la fabricación y distribución del disco. El joven se aprovechó de su puesto de trabajo como mozo de almacén para sustraer el CD original antes de que se comercializara y trató de venderlo de forma ilegal por internet, donde finalmente lo filtró.
El jefe de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, Óscar de la Cruz, destacó que se trata de la primera vez que se logra identificar en España al autor de la filtración de un disco, en el marco de la llamada Operación Agila, desarrollada en las localidades de Madrid, Alcorcón y Móstoles.
De la Cruz añadió que el joven «no era especialmente fan de la banda» porque «alardeaba de poder conseguir todos los discos que quisiera antes de que se pusieran a la venta». El resultado es que podría enfrentarse a penas de prisión de entre seis meses a dos años, pero si el juez considera agravantes, la condena podría aumentar hasta cuatro años.
«En un primer momento», volvemos al ceremonioso comunicado de Robe Iniesta y los suyos, «pensamos en demandar al que robó el disco de la empresa en la cual trabajaba, pero luego nos dimos cuenta de que el chorizo solo tenía una mínima parte de culpa. Entonces, pensamos en demandar a todos los que se bajan música sin pagar y además intentan justificarlo, porque, en cierto modo, son los instigadores».
«Más tarde», continúa igual de solemne y pautado el escrito, «cuando todo salió a la luz pública a través de los medios de comunicación, pensamos en demandar a todos esos medios de pacotilla que han anunciado que nosotros pusimos la primera demanda. Y, aún más tarde, pensamos en demandar a la Guardia Civil por dejar entrever en su confusa rueda de prensa que la denuncia partió del grupo».
Es decir, nada de lo dicho por nadie parece resultarles ajustado a razones. Con lo que, en efecto, no queda otra. «Al final», concluye el texto, «nos pareció que sería demasiado trabajo, porque, ya de antes, teníamos pendiente demandar a la compañía discográfica y a la oficina de contratación. Así que nos lo hemos pensado mejor». Y dicho lo cual, llega la traca final dedicada íntegramente a los suyos : «Iros [sic] todos a tomar por el culo». Así las cosas, a quién le importa la ortografía.
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