Una revolución en los cuerpos de los europeos. Es como podría resumirse el cambio sufrido en la estatura de los ciudadanos de 15 países europeos en el último siglo, un cambio que supone un aumento de 11 centímetros entre 1870 y 1980. Así lo constata un estudio cuyos datos revelan hechos curiosos como que el mayor crecimiento de tallaje en los países del norte y del centro de Europa se produjo en el periodo de entreguerras y la Gran Depresión y los múltiples motivos que estuvieron detrás de ese aumento y de las diferencias encontradas entre el norte y el sur del continente.
«El aumento de estatura [que pasó de 167 a 178 centímetros] es un indicador clave de las mejoras en la salud de las poblaciones. La evidencia sugiere que los avances en el control de ciertas enfermedades, como se refleja en la reducción de la tasa de mortalidad infantil, es el factor más importante que conduce a un aumento en la altura de los ciudadanos», explica Timothy J. Hatton, profesor de Economía de la Universidad de Essex, en Colchester (Reino Unido), y de la Universidad Nacional Australiana, en Canberra, y principal autor de este estudio cuyos datos publica la revista Oxford Economic Papers.
Pero la mejora en el tallaje de los europeos no ha sido homogénea entre los 15 países analizados, ya que tanto la situación política como la económica condicionó que el aumento de centímetros se diera antes en las poblaciones del norte y centro de Europa que en las del sur. De esta manera, los ciudadanos de Francia, Italia, Grecia, Portugal y España experimentaron el mayor estirón después de 1950, siendo los españoles los que más crecieron a partir de esa fecha y hasta 1980, según recoge otro trabajo realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y publicado en la Revista Estadística Española. Progreso que está acorde con la velocidad e intensidad del cambio sociodemográfico que experimentó el país.
«En estos estudios se mide lo que ha pasado en las dos primeras décadas de vida, es decir, se reflejan las condiciones de vida que han tenido las personas en sus primeros 20 años. España, en la segunda mitad del siglo XX, ha sido el país europeo en el que más ha aumentado la estatura de su población, casi dos centímetros por década, para la gente que nació en los años 50. Hay que pensar que estas personas vivieron sus dos periodos críticos nutricionales, la primera infancia y la adolescencia, a mediados de 1950 y a mediados o finales de los 60, momentos en que la situación económica del país había mejorado mucho, donde ya no se pasaba hambre como en los años 40», explica Antonio David Cámara, investigador del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona y uno de los autores del trabajo español que analizó los cambios generacionales de la estatura en nuestro país a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Salud.
Pero, ¿qué motivó el aumento de estatura en algunos ciudadanos europeos en el periodo de entreguerras y durante los años de la Gran Depresión? Pues según el estudio de Hatton, una de las causas más importantes fue la caída de la mortalidad infantil, que contribuye por sí sola a casi un aumento de tres centímetros en la estatura de británicos, belgas, austriacos, alemanes e irlandeses, mientras que ese factor tuvo un ligero impacto en los ciudadanos del norte y del sur de Europa. Al menor número de muertes infantiles, hay que sumarle otro factor: el menor tamaño de las familias, elemento que influyó sobre todo en las zonas norte y centroeuropeas.
En los países del sur de Europa, los ciudadanos tardaron más en aumentar su estatura y el crecimiento, a partir de la Segunda Guerra Mundial, hay que agradecérselo sobre todo a los mayores ingresos per cápita, a los que se les puede medir su contribución en un incremento de la estatura en uno a dos centímetros. Las mejoras en la educación tuvieron un impacto de un centímetro en el aumento del tallaje.
Los servicios sociales y los sistemas sanitarios tuvieron una modesta contribución en el aumento global de estatura. Una razón que explicaría esto es que la educación y las mejoras en infraestructuras, como el transporte, o las condiciones higiénicas de las viviendas fueron sustitutivos de los primeros. «Las mejoras en el transporte, especialmente en las líneas de tren a finales del siglo XIX, y del almacenamiento y procesado de los alimentos ricos en proteínas (como la leche fresca) mejoraron progresivamente el aprovisionamiento de las ciudades», señala el estudio.
Antoni Trila, profesor de Salud Pública de la Universidad de Barcelona, reconoce que en esta etapa de la Historia «el sistema sanitario influye poco, porque hay factores más importantes, como los ambientales, es decir, una mejora en las condiciones socioeconómicas repercute más en los estilos de vida y estos contribuyen de forma más importante en el aumento de estatura». Por otro lado, este experto se pregunta el impacto de este cambio. «No sé qué ventaja tiene que seamos más altos. Afortunadamente para algunos (como yo) que no son altos, a nivel evolutivo, no tiene mucha importancia. Lo más importante es que este aumento de estatura no vaya acompañado de un incremento de la masa corporal que sí que tiene efectos adversos en la salud».
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