"Umm…, sí, Tiberius… ¡por Juno! ¡Deja ya el cunnilingus
como si fueras un eunuco y dame duro como un romano de verdad!".
Bien
podrían ser las palabras pronunciadas por la actriz de un péplum erótico o
pseudopornográfico ambientado en alguna casa augusta o en alguno de los muchos
lupanares sórdidos que siempre han existido en la Ciudad Eterna.
Pero no se
equivoquen. Más allá de la ficción los romanos y las romanas adoraban la
oratoria, la filosofía, la política o el culto religioso, ciertamente. Pero
también el vino, los gladiadores, la guerra y, por supuesto, el fornicar.
Un sexo vivido de forma más natural y desenfadada, asociado
al placer de la vida y celebrado con liturgias y actos en sociedad tal y como
demuestra la exposición del Museu d’Empúries El sexe a l’època romana.
Un
recorrido sano para la libido organizada por Arqueoxarxa, Jaciments Arqueològicsde Catalunya y la Xarxa de Museus que desvela los aspectos más íntimos y
húmedos de la vida de los romanos desde la República hasta el siglo IV a través
de una selección de piezas procedentes de colecciones arqueológicas y textos
latinos.
"Hemos dividido la muestra en zonas temáticas, como la
parte que habla de las prácticas sexuales tanto dentro como fuera del
matrimonio, donde por ejemplo se incide en las múltiples relaciones que se
podían entablar, ya fuera con personas del mismo género, con personas que
cobraban para practicar el sexo o incluso en grupo o con animales",
explica la comisaria de la exposición, Esther Gurri.
``También hay otras
partes como la zona dedicada al sexo y los dioses donde se explica que estos
últimos, con su forma antropomórfica y sometidos a las mismas pulsiones
sexuales que los humanos, acababan sirviendo como justificación de la realidad
moral y de los comportamientos sexuales que sucedían en la Tierra.
¡Sólo hay
que pensar en Júpiter que era el más adúltero de todos!", añade. Todo un
conocimiento en el que el visitante se va sumergiendo con la ayuda de
diferentes objetos relacionados con la sexualidad y su uso en el ámbito
religioso, público o en el de la intimidad doméstica, y entre los que se
encuentran piezas como la Venus de Badalona, el Vaso de Bílbilis, el Falus de
Sasamón, o como la gran variedad de colgantes con forma fálica que se
utilizaban para espantar el mal de ojo o la mala fortuna, o como los diversos
falos de piedra representando al dios Príapo, relacionado con la fertilidad y
el ciclo de la vida.
"Otra pieza que para mí es además un resumen de la
muestra es el ritón de Empúries, que es una copa en forma de falo con una
escena sexual grabada en la base que se utilizaba para brindar y celebrar los placeres
y gozos que significan en realidad estar vivo", explica Gurri.
Piezas que a su vez son contextualizadas a partir de textos
de autores clásicos como Ovidio, Séneca, Plauto o Marcial. "Son
imprescindibles para conocer aspectos curiosos como la fobia que los hombres
tenían hacia la homosexualidad femenina, mientras que la bisexualidad entre los
hombres estaba bien vista.
Nos cuentan cosas como la de la irrumación, que era
una felación no deseada. Es decir, cuando a un hombre casado se le cogía siendo
adúltero se le castigaba o bien cortándole las orejas y la nariz, o bien se le
entregaba a los esclavos para que hicieran con él lo que quisieran, irrumación
incluida que además estaba considerada como una vejación importante",
comenta Gurri.
Curiosidades que según la comisaria ayudan a tomar
conciencia del sustrato judeocristiano relacionado con la sexualidad que
predomina en nuestra cultura: "Los romanos no tenían ese pudor hacia los
cuerpos desnudos, ni ese velo cultural que tenemos nosotros. Vivían la desnudez
de otra manera, la sentían y percibían de una forma distinta".
La exposición, que ya ha visitado el Museo de Badalona, el
Museo Nacional Arqueológico de Tarragona o el Museo Darder de Banyoles, con un
total de 34.967 visitantes, podrá verse hasta el 6 de septiembre.
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