Stephen Hawking ha llegado a reconocer que consideraría el
"suicidio asistido" si la enfermedad neurodegenerativa que tiene
desde hace ya cinco décadas –esclerosis lateral amiotrófica– se empeorara aún
más hasta tal punto de que la vida de lo que los rodean y la de el mismo se
convierta en algo insoportable.
"Mantener vivo a alguien contra su voluntad es la mayor
indignidad posible", ha declarado el científico, de 73 años, en una
entrevista con Dara O’Briain para la BBC que será emitida el 15 de junio.
El
físico de Cambridge que participó en el debate sobre el suicidio asistido en el
año 2013 con una de sus frases que ha pasado ya a la posteridad –"No
permitimos que los animales sufran, ¿por qué lo permitimos con los
humanos?"– pero hasta ahora nunca había llegado a hablar de este tema de
forma tan personal.
"Yo consideraría el suicidio asistido sólo si sufriera
graves dolores o si sintiera que no hay nada más en lo que pueda contribuir y
fuera un peso para todos aquellos que me rodean", ha contado el
científico.
Pero asegura que a pesar de todo a día de hoy no siente
grandes dolores, más allá de las "molestias" que le crean su
inmovilidad. Ya nivel mental asegura que: "Me sentiría como un condenado
si supiera que voy a morir antes de poder desenredar el Universo".
"Soy tímido y me siento agotado a veces", reconoce
en la entrevista, con su voz computerizada de siempre, aunque a bordo de su
nueva silla inteligente. "Me resulta difícil hablar con la gente que no
conozco".
Cuenta como es capaz de percibir el respeto que crea a la
gente: "A veces me siento muy solo porque la gente tiene miedo a hablar
conmigo o no tienen paciencia para esperar mis respuestas". "Echo de
menos ser capaz de nadar", admite también ante las cámaras, en presencia
de sus hijos Lucy y Tim. "Recuerdo sobre todo cuando mis hijos eran
pequeños, y añoro ser capaz de poder jugar con ellos físicamente".